Podemos, en efecto, argumentar ad hominem a partir de la libertad de cultos, es decir, contra aquellos que proclaman la libertad de cultos y, sin embargo, persiguen a la verdadera Iglesia y prohíben su culto directa o indirectamente.
Esta argumentación ad hominem es correcta, y la Iglesia Católica no la desdeña, sino que la utiliza para defender los derechos de su propia libertad.
Pero de esto no se sigue que la libertad de cultos, considerada en sí misma, pueda ser defendida absolutamente por los católicos, porque en sí misma es absurda e impía.
La Verdad y el error, en efecto, no pueden tener los mismos derechos. Tampoco deben decirse cosas falsas para defender la verdad, del mismo modo que no deben hacerse cosas malas para que sobrevengan bienes.
De ahí que San Pablo diga a los Romanos (3, 7): «Pues si la verdad de Dios abundó en mi mentira para gloria suya, ¿por qué todavía soy juzgado yo como pecador? ¿Y por qué no (como se nos injuria, y como algunos dicen que nosotros decimos) hagamos males para que vengan bienes; cuya condenación es justa?».
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Argumentación Ad Hominem: El autor afirma que es válido (correcto) argumentar ad hominem (contra el interlocutor) utilizando el principio de la libertad de cultos. Esta táctica se dirige contra aquellos que proclaman la libertad de cultos pero, paradójicamente, persiguen o prohíben el culto de la "verdadera Iglesia". La Iglesia Católica utiliza este argumento para defender su propia libertad y derechos.
- Doctrina Central: A pesar de usar la táctica anterior, la libertad de cultos no puede ser defendida por los católicos "absolutamente" o "en sí misma", porque es "absurda e impía" y está condenada infaliblemente por la Iglesia y por el Derecho divino positivo.
- Principio de Verdad: La razón es que la Verdad y el error no tienen los mismos derechos. No se debe defender la verdad con principios falsos, así como no se deben hacer cosas malas para lograr un bien (principio tomado de San Pablo).
El fragmento establece una distinción fundamental entre la estrategia (la táctica) y el principio (la doctrina):
- Estrategia Táctica (Argumento Ad Hominem): Cuando la Iglesia es perseguida en un estado que dice defender la "libertad de cultos", es legítimo que la Iglesia señale la hipocresía de sus oponentes y exija ser tratada de manera consistente con el principio que ellos mismos defienden. ESTA ARGUMENTACIÓN ES VÁLIDA TAMBIÉN PARA AQUELLOS ESTADOS LAICISTAS.
- Principio Teológico (Doctrina Católica): Desde una perspectiva doctrinal, la Iglesia rechaza la libertad de cultos como principio absoluto. Esto se basa en EL DOGMA de que solo la fe Católica posee la Verdad. Otorgar los mismos derechos a la Verdad y al error es considerado lógicamente absurdo e inmoralmente impío.