Miradme, ¡oh mi amado y buen Jesús! Postrado en vuestra santísima presciencia, os ruego con el mayor fervor, imprimáis en mi corazón sentimientos de fe, de esperanza y de caridad, dolor de mis pecados y propósitos de jamás ofenderos, mientras que, con todo el amor, y con toda la compasión de que soy capaz, voy contemplando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos el santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos.»
(Sal. 21 V. 17 et 18).
«En ego, o bone et dulcissime Iesu, ante conspectum tuum genibus me provolvo ac maximo animi ardore te oro atque obtestor, ut meum in cor vividos fidei, spei et caritatis sensus, atque veram peccatorum meorum paenitentiam, eaque emendandi firmissimam voluntatem velis imprimere : dum magno animi affectu et dolore tua quinque Vulnera mecum ipse considero, ac mente contemplor, illud prae oculis habens, quod iam in ore ponebat tuo David Propheta de te, o bone Iesu : “Foderunt manus meas et pedes meos; dinumeraverunt omnia ossa mea.”»
Al fiel, que recite ante la imagen de Jesucristo Crucificado la citada oración, se le concede:
Indulgencia de diez años (S. C. Indulg., 31 iul. 1858; S. Paen. Ap., 2 febr. 1934).
NOTA: Traducción al castizo con aprobación eclesiástica del Rev. Padre Luis Hernández, Buenos Aires, Argentina, 21.XII.1949. La misma traducción, varía levemente de la automática.