30 de julio del Año del Señor
SANTOS ABDÓN y SENÉN,
Mártires
Todo lo tengo por pérdida en cotejo del
sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo,
por quien he sacrificado todo.
(Filipenses, 3, 8).
Abdón y Senén, nobles persas, fueron acusados ante el emperador Decio de haber socorrido a los mártires, y de haber enterrado sus santos restos. Se los apremió a que renegaran de Cristo, se les recordó la nobleza de su cuna, pero respondieron que su mayor título de nobleza era ser servidores de Dios. Fueron desgarrados a latigazos, les echaron encima a dos leones y cuatro osos, pero estas bestias feroces se echaron a sus pies. Finalmente, el emperador los hizo decapitar, en Roma, hacia el año 250.
ORACIÓN
Oh Dios, que para elevar a la cumbre de la gloria a los bienaventurados Abd6n y Senén, enriquecisteis su corazón con la abundancia de vuestra gracia, conceded a vuestros servidores el perdón de sus pecados, y que la intercesión de vuestros santos mártires nos libre de toda adversidad. Por J. C. N. S. Amén.
MEDITACIÓN - BUENO ES SERVIR A DIOS y NO AL MUNDO
I. Muy pocas cosas pide Dios a sus servidores, y esas cosas son honrosas, útiles y agradables. Es honroso servir a Dios, aun en el mundo, porque los servidores de Dios son respetados desde que son conocidos. Es útil servirle: Dios no tiene necesidad de nosotros, nosotros no podemos pasarnos sin Él. Este servicio es agradable, porque la práctica de la virtud es conforme con la razón, y Dios colma de consuelos celestiales a quienes le sirven. Experimenta la verdad de lo que te digo: sirve a Dios fielmente, y pronto confesarás que el placer de servir a un Señor tan bondadoso excede al trabajo de guardar sus mandamientos.
II. Los adoradores del mundo, por el contrario, sufren intolerable servidumbre. ¿Acaso no es una vergüenza ser esclavo del demonio y de las propias pasiones? Los hombres voluptuosos desprecian, en el fondo de su corazón, a sus compañeros de libertinaje. La felicidad no puede reinar en un corazón desgarrado por los remordimientos de la conciencia y agitado por las tempestades de las pasiones. Un poco de oro, una falsa estima, que habrá de abandonarse muy pronto, he ahí las vanas recompensas con que premia el mundo a sus secuaces; y, con todo, hay que sufrir más para contentar al mundo que para contentar a Dios. (San Agustín).
III. ¿De dónde proviene que el mundo tenga más seguidores y Jesucristo tan pocos servidores? De que se dejan las enseñanzas de Jesucristo para no pensar sino en las máximas del mundo. ¡Quiérese gozar de los bienes presentes y se desprecian los de la vida futura! Se sigue la costumbre y el empuje de las pasiones, y no la doctrina infalible de Jesucristo. Llamóse Jesucristo Verdad y no costumbre. (Tertuliano).
*Así es, mis queridos hermanos. Son legión los pobres infelices que siguen al mundo y sus engaños para el alma, disfrazados de falsos atractivos que halagan los sentidos y el orgullo, pero que contienen siempre la amargura del pecado y la desobediencia a Dios. Por eso no puede haber paz para los impíos, pues quienes desprecian a Dios y viven como si Él no existiera o como si no contara para nada, no gustarán de los consuelos secretos que Él ofrece a las almas que Le son fieles y renuncian al mundo, al demonio y la carne. Los que se alistan en el servicio de Dios son pronto regalados con inefables gozos espirituales, que les llevan a experimentar una paz interior verdaderamente maravillosa y desconocida para quienes todavía viven entregados a las más infames pasiones y vicios, que por desgracia constituyen la gran mayoría de almas hoy. Por eso Dios nos insiste tanto en separarnos del mundo y su comercio sacrílego, pues la amistad con el mundo es enemistad con Dios y adulterio espiritual, ya que el alma pertenece a Su legítimo Dueño, Jesucristo Nuestro Señor, que la compró y rescató con Su propia Sangre, pero nada le debe a este mundo de tinieblas y muerte. Sepamos entender esto, pues es de una importancia crucial para nuestra salvación, y vayamos cortando lazos con este mundo y sus embustes, pidiéndole al Señor que nos acerque cada vez más a Él mediante la oración y la renuncia a nosotros mismos.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.
*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.
SANTOS ABDÓN Y SENÉN,
Mártires
n. en Persia;
† martirizados hacia el año 250 en Roma
Todo lo tengo por pérdida en cotejo del sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo, por quien he sacrificado todo.
(Filipenses 3, 8 )
(Filipenses 3, 8 )
+ En Roma, los santos Mártires Abdón y Senén, Persas, los cuales, en tiempo de Decio, cargados de cadenas y conducidos a Roma, fueron primero, por confesar a Cristo, azotados con plomadas y luego pasados a cuchillo.
+ En Asís de Umbría, san Rufino, Mártir.
+ En Tuburbo Lucernario de África, el triunfo de las santas Vírgenes y Mártires Máxima, Donatila y Segunda: a las dos primeras, en la persecución de Valeriano y Galieno, hicieron beber hiel y vinagre, azotaron hasta llagarles todo el cuerpo, estiraron en el potro, quemaron en parrillas y frotaron con cal sus llagas; después, echadas con Segunda, Virgen de doce años, a las fieras, y no recibiendo daño, fueron las tres degolladas.
+ En Cesarea de Capadocia, santa Julita, Mártir, la cual, reclamando en juicio los bienes que le había usurpado un hombre poderoso, y alegando éste que, como Cristiana, no debía ser oída, mandó el Juez que ofreciese incienso a los ídolos para poder oírla; y rehusándolo ella constantemente, arrojada en el fuego, entregó su espíritu a Dios, sin que su cuerpo recibiese daño de las llamas. San Basilio el Magno celebró sus alabanzas en un excelente panegírico.
+ En Auxerre, san Urso, Obispo y Confesor.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.