VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

✠✠ "Sede Vacante Nihil Innovetur" ✠ "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus" ✠ "Inferior non potest tollere legem superioris" ✠✠

SIN EL PAPA NO HAY IGLESIA, Y NO HAY SOCIEDAD CATÓLICA SIN LA SANTA SEDE

S.S.Pío IX
Alocución a los Superiores religiosos
24 de junio de 1872

Que Dios os conceda la gracia necesaria para defender los derechos del Soberano Pontífice y de la Santa Sede;
porque sin el Papa no hay Iglesia, y no hay Sociedad Católica sin la Santa Sede.

No hay duda, y siempre he estado convencido de ello, de que las Órdenes religiosas caminan por la vía de la perfección (209) y son un apoyo para la Iglesia la cual, circumdata varietate (rodeada de variedad) como está, tiene a honra ser asistida por ellas, por sus obras, por sus escritos y por sus oraciones. Las congregaciones religiosas siempre han sido necesarias para la Iglesia, y ello por varias razones. En los primeros siglos (tengo en mente los siglos que siguieron a la persecución de los emperadores paganos), los Soberanos Pontífices eran a menudo elegidos de entre los monasterios: dejaban la soledad del claustro para asumir el gobierno de la Iglesia. Es por esta razón que creímos necesario hacer saber a los usurpadores que esta supresión de las Órdenes religiosas era otro medio de destrucción empleado contra la Iglesia. Destrucción, porque obliga a los seminaristas al servicio militar; destrucción, porque priva a los conventos y monasterios de tantos jóvenes candidatos que deberían ser, por así decirlo, los brazos del Papa; destrucción desde todo punto de vista: era, por tanto, justo que yo hablara y desenmascarara la verdad.

Por lo demás, tened confianza en Dios y no os turbéis. Utilizad todos los medios de defensa posibles; haced valer vuestros derechos de palabra y por escrito. Hablad con respeto, pero con franqueza; decid la verdad, decidla abiertamente; sin imprudencia, sino con constancia; sin temeridad, sino con energía. Someted vuestros corazones y vuestros deseos al buen beneplácito de Dios para que Él los dirija por las sendas de la justicia, y que Él os conceda la gracia necesaria para defender los derechos del Soberano Pontífice y de la Santa Sede; porque sin el Papa no hay Iglesia, y no hay Sociedad Católica sin la Santa Sede.

Papal Teachings: The Church, by the Monks of Solesmes
Nº. 390-391, p. 226

***