VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

✠✠ "Sede Vacante Nihil Innovetur" ✠ "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus" ✠ "Inferior non potest tollere legem superioris" ✠✠

NINGÚN INFERIOR PUEDE REFORMAR A SU SUPERIOR

Cardenal Pedro de Inguanzo y Rivero
Sobre la confirmación de los obispos
1813

"Se sigue que el Papa puede, en virtud de su primado, reservarse el conocimiento de ciertos casos y negocios, como lo ha decidido el Concilio de Trento, y limitar respecto de ellos la jurisdicción de los obispos; de suerte que todo lo que estos obrasen fuera de los límites que les están prescritos, o por los decretos del soberano pontífice, o por las leyes y usos de la Iglesia, sería absolutamente nulo por defecto de potestad, que no podría suplirse por ninguna otra autoridad. Tales serían las dispensas de impedimentos dirimentes reservados a la Silla Apostólica. Tal sería también la misión canónica que los nuevos obispos recibiesen de los metropolitanos, o de los concilios particulares.
Estos obispos serían intrusos y cismáticos, como también los que adhiriesen a ellos
.

Se sigue que el tachar estas reservas de abusos y de usurpaciones es insultar a la Santa Silla a quien ellas pertenecen; es insultar a la Iglesia universal, que siendo asistida del Espíritu Santo, ora juzgue de la doctrina, ora disponga de su gobierno, no puede jamás sancionar leyes injustas y abusivas; es, en fin, preparar los caminos para un cisma que pronto se verificaría.

Se sigue que ninguna iglesia ni concilio particular tiene facultad para mudar la disciplina eclesiástica en estos puntos a pretexto de abusos, pues que ningún inferior puede reformar a su superior.

Se sigue que semejante empresa trastornaría todo el régimen de la Iglesia, separando las iglesias particulares de la dependencia del soberano pontífice, dejando a su arbitrio la disciplina e instituyendo otros tantos papas cuantos fuesen los metropolitanos, para hacer revivir los antiguos puntos de disciplina que cada cual, según su capricho, juzgase a propósito, sin que hubiese un centro de unidad que pudiese contener los progresos de las divisiones y de los abusos.

Se sigue, en fin, que en el corazón de todos los fieles, y principalmente de los primeros pastores, debe estar altamente impreso el sentimiento de amor y profundo respeto hacia el jefe común de todos. El desprecio de los soberanos pontífices no nace sino del desprecio del episcopado y del odio contra la religión. Es siempre el fruto de la impiedad o de la herejía, y el preludio de cismas los más funestos."

Pey de l'Autorité des deux puissances, tom. 2. cap. 2. art. 5.


Cardenal Pedro de Inguanzo y Rivero
Discurso sobre la confirmacion de los obispos 1813

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