El primer precepto de la ley escrita y promulgada en el monte Sinaí, dice: «No tendrás dioses ajenos delante de mí.» (ÉXODO, CAPÍTULO 20, VERSÍCULO 3.)
Irritado Dios contra los israelitas por haber faltado al precepto anterior, dice a Moisés: «Déjame que los extermine.»
Dios perdona al pueblo israelita, pero después de haber sido pasados a cuchillo 23.000 idólatras.
En el DEUTERONOMIO, CAPÍTULO 11, se lee: «No adoréis a ningún Dios extraño.»
«La ciudad que reconociese dioses extraños, será pasada a cuchillo y desolada.»
Si audieris in una urbium tuarum... Eamus et serviamus, diis alienis quos ignoratis...; si inveneris certum esse quod dicitur... statim percuties habitatores urbis illius in ore gladii, et delebis eam et omnia quae in illa sunt usque ad pecora. (DEUTERONOMIO, CAPÍTULO 13.) Traducción: "Si oyes en una de tus ciudades... Vamos y sirvamos a dioses extraños que no conocéis...; si encuentras que es cierto lo que se dice... enseguida golpearás a los habitantes de aquella ciudad a filo de espada, y la borrarás a ella y a todo lo que en ella hay hasta el ganado."
Luego que los israelitas entraron en la tierra de promisión, recibieron orden de Dios de ser intolerantes con el error, derribar sus ídolos, destruir sus aras y todo lugar en que se les diera culto. (ÉXODO, CAPÍTULO 34, VERSÍCULO 13.)
Dios enseña a su pueblo en el DEUTERONOMIO, CAPÍTULO 17, a quién ha de elegir por Rey, y manda que sea de su mismo pueblo, de su misma creencia y Religión, y no de otra, el que el mismo Dios escoja, y no el que por cualquier motivo quiera tomar su pueblo; y da al Rey que fuese elegido los consiguientes preceptos. «Después que se hubiere sentado en el trono de su reino, trasladará la recapitulación de esta ley, conforme al original que le darán los sacerdotes de la tribu de Leví, y tendrá este traslado consigo, y le leerá todos los días que viviere, para que aprenda a temer a su Dios y Señor, y guardar sus palabras y las ceremonias que se mandan en la ley. No se levante ni ensoberbezca su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte un punto de lo que le está mandado, echando a la diestra o a la siniestra; porque si así lo hiciere, reinará largo tiempo él y sus hijos sobre Israel.»
En JOSUÉ, CAPÍTULO 1, se lee: «Esfuérzate y sé muy valeroso, y esforzado, para guardar y cumplir toda la ley que mandó Moisés, mi siervo, y no declines ni te apartes de ella a una parte ni a otra, porque así entenderás todo lo que debes hacer. Mira que tengas delante siempre el libro de esta ley, y que de día y de noche pienses en él para que guardes y cumplas todo lo que en él está escrito, porque así entenderás sus caminos y acertarás en ellos. Yo soy el que te lo mando; esfuérzate, ten ánimo, y sé robusto. No temas ni te espantes, porque tu Señor Dios está contigo para todas las cosas que emprendieres.»
Estando Josué próximo a la muerte, encargó a los capitanes y principales del pueblo guardasen la ley de Dios con suma diligencia, añadiendo estas palabras: «Haciéndolo así, el Señor Dios desarraigará delante de vosotros las gentes grandes y poderosas, y ninguno os podrá resistir; uno de vosotros perseguirá a mil de sus enemigos, porque vuestro Señor Dios peleará por vosotros, como lo tiene prometido: solamente procurad vosotros con grandísimo cuidado llamar a vuestro Dios y Señor.» (JOSUÉ, CAPÍTULO 23.)
Estando David para morir, dirigió a su hijo Salomón las siguientes palabras: «Guarda los mandamientos de tu Señor Dios y sus ceremonias, y sus juicios, y sus preceptos como están escritos en la ley de Moisés...; si tus hijos guardaren mi ley y anduvieren en mi acatamiento en verdad y con todo su corazón... no faltará de tu casta y generación Rey que se asiente en el Trono de Israel.» (1 REYES, LIBRO 1, CAPÍTULO 2.)
Dios dijo al Rey Salomón: «Si anduvieres por los caminos derechos que yo te he mostrado, y guardares mis preceptos y mandamientos como los guardó David, tu padre, yo te daré largos años de vida.» (1 REYES, LIBRO 1, CAPÍTULO 3.)
En el libro de la SABIDURÍA, CAPÍTULO 6, se lee: «Oídme, ¡oh Reyes! y entendedme, y los jueces de la tierra aprendan. Dadme oídos vosotros que gobernáis los pueblos y os complacéis en el mando de las naciones populosas, porque la potestad que tenéis el Señor os la ha dado...: porque siendo ministros de su reino no habéis juzgado con rectitud, ni guardado la ley de la justicia, ni caminado conforme a la voluntad de Dios. Presto y espantoso os aparecerá, porque se hará juicio durísimo contra los que presiden y gobiernan a los otros...
Doquiera que ha entrado este pueblo sin arco y sin flecha, sin escudo y sin espada, su Dios ha peleado por él y ha vencido, y no ha habido quien le haya podido sujetar sino cuando se ha apartado del libro de su Dios y Señor, y todas las veces que han dejado a su Dios y tomado otro, fueron despojados y muertos a cuchillo, y han sido oprobio de sus enemigos.» (JUDIT, CAPÍTULO 5.)
Dios mandó a los israelitas que no tratasen ni comunicasen con los cananeos, gebuseos y amorreos, que no se juntasen con ellos; que no se casasen ni tuviesen que ver con los infieles; que les hagan guerra y destruyan sus ciudades; que maten a los falsos profetas, para enseñarnos el odio y aborrecimiento que debemos tener a todos los que son enemigos de Dios y contrarios a nuestra purísima Religión. (DEUTERONOMIO, CAPÍTULOS 6 Y 31.)
En el libro de los REYES, hablando el Espíritu Santo de los pueblos de Samaria que servían a Dios y al mismo tiempo a los ídolos, dice lo siguiente: «Y por esto envió Dios sobre ellos muchos leones para que los despedazasen y matasen.» (2 REYES, CAPÍTULO 17.)
El Señor dijo, por medio de Moisés, a los de su pueblo: «Apartaos de los tabernáculos y tiendas de los impíos, y no toquéis cosa que pertenezca a ellos, para que no seáis castigados con ellos.» (NÚMEROS, CAPÍTULO 16.)
Los pecados de David y de Ezequías, a pesar de haber sido tan graves, no son considerados como pecados comparados con los de otros Reyes que, o fueron idólatras, o permitieron la idolatría, y fueron descuidados en la Religión. (ECLESIÁSTICO, CAPÍTULO 49.)
Los libros de JOSUÉ, de los JUECES, los SALMOS, las profecías, el libro de los MACABEOS y otros, contienen multitud de pasajes explícitos y terminantes en que Dios prohíbe la pluralidad y libertad de cultos.
Jehú dijo al Rey Josafat: «¿Al impío ayudas y tienes amistad con los que son enemigos de Dios? Por este pecado mereces la ira del Señor.»
Los Apóstoles, y principalmente San Pablo, en la PRIMERA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS, CAPÍTULO 10, atacan a la apostasía, a la idolatría, al judaísmo, a la herejía, y por consiguiente a la pluralidad y libertad de cultos. En el CAPÍTULO 10 dice: «Huid del culto a los ídolos.»
El mismo Apóstol prohíbe a los cristianos comer las carnes destinadas antes a un culto idolátrico; que tengan trato con los que no son cristianos; que no acudan a los tribunales paganos; que prefieran como árbitro al más despreciable de los cristianos, mejor que al más sabio de los paganos; que no contraigan matrimonios civiles, y no se casen con infieles. Nolite jugum portare cum infidelibus. Quae enim participatio justicia cum iniquitate? Aut quae societas lucis ad tenebras? Qui autem consensus templo Dei cum idolis? (2 EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS, CAPÍTULO 6, VERSÍCULOS 14 Y 17.). San Mateo (MATEO, CAPÍTULO 12,) dice: «El que no está por mí, está contra mí; el que no coge conmigo, derrama.» Traducción: "No llevéis el yugo con los infieles. ¿Qué participación tiene la justicia con la iniquidad? ¿O qué sociedad la luz con las tinieblas? ¿Y qué acuerdo el templo de Dios con los ídolos?"
San Pablo, escribiendo a los GÁLATAS, les dice que ni por una hora, ni por un momento, había querido rendirse, ni consentir con los falsos hermanos que sembraban la mala doctrina en el campo de la santa Iglesia.
San Juan reprende en el APOCALIPSIS al ángel Obispo de Pérgamo porque tenía consigo algunos que seguían la doctrina y errores de los nicolaitas, y al Obispo de Tiatira, porque permitía que Jezabel engañase a los siervos de Dios.
No son menos explícitos y terminantes contra los herejes y la tolerancia en ellos los siguientes textos: DEUTERONOMIO, CAPÍTULO 13, VERSÍCULO 1; CAPÍTULO 13, VERSÍCULO 5; CAPÍTULO 15, VERSÍCULO 20; 1 REYES, CAPÍTULO 18, VERSÍCULO 40; 2 REYES, CAPÍTULO 10, VERSÍCULO 25; MATEO, CAPÍTULO 6, VERSÍCULO 15; San Pablo a los ROMANOS, CAPÍTULO 16, VERSÍCULOS 1 Y 2; a TIMOTEO, CAPÍTULO 1, VERSÍCULO 17; CAPÍTULO 3, VERSÍCULO 5; a TITO, CAPÍTULO 3, VERSÍCULO 10; 2 TESALONICENSES, CAPÍTULO 3, VERSÍCULO 14; 1 JUAN, CAPÍTULO 2, VERSÍCULO 10; APOCALIPSIS, CAPÍTULO 2, VERSÍCULO 14.
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Éxodo 20
- 3 No tendrás otros dioses delante de Mí.
Éxodo 34
- 13 Antes bien, destruid sus altares, quebrad sus piedras idolátricas y romped sus ascheras.
- 14 No te postrarás ante ningún otro Dios, pues Yahvé, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso.
- 15 No hagas pacto con los moradores de aquella tierra, porque ellos fornican con sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán y tú comerás de sus sacrificios;
- 16 y tomarás de sus hijas para tus hijos; y fornicando sus hijas con sus dioses harán también fornicar a tus hijos con los dioses de ellas
Deuteronomio 13
- 1 Si se levantare en medio de ti un profeta, o un soñador de sueños, que te anuncia una señal o un prodigio,
- 2 aunque se cumpliere la señal o prodigio de que te habló, diciendo: ‘Vamos tras otros dioses, que tú no conoces, y sirvámoslos’,
- 3 no escucharás las palabras de ese profeta, o de ese soñador de sueños porque os prueba Yahvé, vuestro Dios, para saber si amáis a Yahvé, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
- 4 Id en pos de Yahvé, vuestro Dios; a Él habéis de temer; guardad sus mandamientos; escuchad su voz, servidle y allegaos a Él.
- 5 Ese profeta, o ese soñador de sueños, será muerto, por haber predicado rebelión contra Yahvé, vuestro Dios, que os sacó de Egipto y te rescató de la casa de la servidumbre, para apartarte del camino por donde Yahvé, tu Dios, te ha mandado que andes. Así extirparás el mal de en medio de ti.
Salmo 80
- 10 No haya en ti ningún otro Dios; no te encorves ante un dios ajeno.
Salmo 95
- 5 Pues todos los dioses de los gentiles son ficción en tanto que Yahvé hizo los cielos.
Isaías 42
- 17 Entonces volverán atrás, llenos de vergüenza, los que confían en las estatuas; los que dicen a las imágenes fundidas: “Vosotros sois nuestros dioses.”
Jeremías 5
- 19 Y si os preguntareis: “¿Por qué Yahvé, nuestro Dios, ha traído todo esto sobre nosotros?” les responderás: “Como me habéis dejado a Mí sirviendo a dioses extraños en vuestra tierra así serviréis a los extranjeros en tierra no vuestra.”
1 Macabeos 2
- 19 Respondió Matatías, y dijo en alta voz: “Aunque todas las gentes obedezcan al rey Antíoco, y todos abandonen la observancia de la ley de sus padres, y se sometan a los mandatos del rey,
- 20 yo, y mis hijos, y mis hermanos obedeceremos la ley de nuestros padres.
- 21 Quiera Dios ampararnos. No nos es provechoso abandonar la Ley y los preceptos de Dios.
- 22 No daremos oídos a las palabras del rey Antíoco, ni ofreceremos sacrificios, violando los mandamientos de nuestra Ley por seguir otro camino”.
1 Corintios 10
- 19 ¿Qué es, pues, lo que digo? ¿Qué lo inmolado a los ídolos es algo? ¿O que el ídolo es algo?
- 20 Al contrario, digo que lo que inmolan [los gentiles], a los demonios lo inmolan, y no a Dios, y no quiero que vosotros entréis en comunión con los demonios.
- 21No podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.
- 22 ¿O es que queremos provocar a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que Él?
2 Corintios 6
- 14 No os juntéis bajo un yugo desigual con los que no creen. Pues ¿Qué tienen de común la justicia y la iniquidad? ¿O en qué coinciden la luz y las tinieblas?
- 15 ¿Qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O qué comunión puede tener el que cree con el que no cree?
- 16 ¿Y qué transacción entre el templo de Dios y los ídolos? Pues templo del Dios vivo somos nosotros, según aquello que dijo Dios: “Habitaré en ellos y andaré en medio de ellos; y Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
- 17 Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y Yo os acogeré;
- 18 y seré Padre para vosotros, y vosotros seréis para Mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
Gálatas 1
- 9 Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema.
2 Juan
- 9 Todo el que va más adelante y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina, ése tiene al Padre, y también al Hijo.
- 10 Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, ni le saludéis.
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