Comprenden bien que los Obispos, en cualquier número que se reúnan, nunca pueden formar el cuerpo, ni representar al Colegio Episcopal, si no tienen a su cabeza a S. Pedro en su sucesor. El cuerpo episcopal no está descabezado (acefalo); pero, por la institución de Jesucristo mismo, tiene una cabeza en la persona del Pontífice Romano. Un cuerpo sin cabeza no es aquel (cuerpo) al que Jesucristo dio el Episcopado pleno y soberano. Lo confirió al Colegio de los Apóstoles, incluido S. Pedro, que fue hecho superior a todos los Apóstoles. El episcopado, que es uno e indivisible, lo es precisamente por la conexión de los obispos entre sí y por su sumisión a un solo obispo, que es universal y soberano. Por tanto, el poder pleno, universal y soberano de gobernar la Iglesia es el episcopado, pleno y soberano, que existe en la persona de San Pedro y de cada uno de sus sucesores, y en todo el Colegio Apostólico unido a San Pedro, y en todo el cuerpo de los obispos unidos al Papa.
The Pastoral office
by Manning, Henry Edward, 1808-1892
Página 26-27
https://archive.org/details/pastoraloffice00mannuoft/page/26/mode/2up?view=theater