Marcelino Menéndez y Pelayo
El Arzobispo de Santiago, D. Felipe Vallejo (doctísimo ilustrador de las antigüedades del templo toledano) , sólo contestó que obraría con el posible influjo "para cortar de raíz las máximas y opiniones contrarias a la pureza de la disciplina eclesiástica » .
« Quedó enterado de las soberanas intenciones de S. M. (dijo el Obispo de Segovia) , y conforme a ellas y a lo que previenen los Cánones y a la más sana y pura disciplina ( no dice cuál) de la Iglesia, arreglaré puntualísimamente el uso de las facultades, que Dios y la misma Iglesia me han confiado» .
« Quedo en cumplirlo puntualmente, según se me ordena» ( dijo el Obispo de Zamora) .
«En el uso de las dispensas procederé con la economía prudente que exijan las necesidades conforme al espíritu de los Cánones antiguos » (añadió el Obispo de Segorbe) .
El Obispo de Jaca llamó sábio al decreto .
El Obispo de Urgel ofreció cumplirlo, « porque S. M. lo manda, y porque es justo y conforme a las circunstancias, a los verdaderos sentimientos de la Iglesia, y a la disciplina genuina y sana » .
El Obispo prior de San Marcos de León se limitó a glosar las palabras del decreto , y dijo que viviría cuidadoso y daría parte de lo que ocurriera .
« Si algún desgraciado se olvidare ó desviare de su deber, daré parte a V. E. en seguida» (escribió el Obispo de Plasencia) .
« Espero que en esta diócesis no han de ocurrir muchos de semejantes delitos, porque apenas se tiene en ella noticia de las ideas que tanto daño han acarreado a la subordinación , tranquilidad y órden público » ( advirtió el Obispo de Guadix) .
El Obispo de Ibiza procuró tranquilizar su conciencia , no del todo aquietada con la antigua disciplina, recordando que « las mismas reservas pontificias, según la más común y más fundada opinión, exigen que los ordinarios usen libremente de sus facultades , cuando no se puede solicitar de otra parte el auxilio o remedio» .
Otros anduvieron mucho más desembozados.
El Cardenal Sent mana't, Patriarca de las Indias , se quedó extasiado ante la sabiduría y el celo de S. M.
El Inquisidor general, Arzobispo de Burgos, don Ramón José de Arce, hechura y favorito de Godoy, prometió el más escrupuloso cumplimiento de aquellas sabias y prudentes reglas .
Estos siquiera, a título de Prelados cortesanos, no se metieron en dibujos canónicos, ni pasaron del voluntas principis, pero otros ensalzaron y defendieron la circular y el decreto como hombres de escuela .
Así el Obispo de Mallorca, que en su respuesta dice: « Obraré por principios y convicción, y por consiguiente poco mérito creeré contraer en adoptar y practicar una doctrina que por espacio de doce siglos, y hasta que la ignorancia triunfó de la verdad , tuvo adoptada toda la Iglesia católica» .
El Arzobispo de Zaragoza , D. Joaquín Company, dió una pastoral ( 16 de Setiembre de 1799) en favor del decreto, que él juzgaba « propio de la suprema potestad que el Todopoderoso depositó en las reales manos de S. M. para el bien de la Iglesia » .
El Obispo de Barcelona escribió una Idea de lo que convendrá practicar en la actual vacante de la Santa Silla, y cuando esté plena, para conservar los derechos del rey, y para el mayor bien de la nación y de sus iglesias; papel en que aboga porque las dispensas sean raras y grátis.
En una pastoral de 25 de Enero de 1800, el Obispo de Barbastro, D: Agustín de Abad y Lassierra, tronó contra las falsas decretales de Isidoro Mercator, y dijo que la Santa Sede sólo tenía, en cuanto a las reservas, el título de una posesión antiquísima, de cuyo valor y fuerza no debe disputarse. Por lo cual redondamente afirmó que « la autoridad suprema que nos gobierna puede variar y reformar en la disciplina exterior o accidental de la Iglesia lo que considere perjudicial, según lo exijan los tiempos» .
También el Obispo de Albarracín , luego Abad de Alcalá la Real, Fr. Manuel Truxillo , salió a la defensa de la circular contra los genios inquietos y sediciosos que ponen en cuestión su validez , y recomendó la lectura de las obras de Pereira, « sábio de primer orden, eruditísimo, y muy versado en Concilios, Cánones, Escrituras y Santos Padres, aunque no se puede negar que habla del Papa y de la Cúria con demasiada libertad » .
En el mismo Catecismo, ó en otros peores, había aprendido el famoso Obispo de Salamanca (antes Capellan de honor) , D. Antonio Tavira y Almazán, tenido por corifeo del partido jansenista en España, hombre de muchas letras, aún profanas, y de ingenio ameno; predicador elocuente, académico, sacerdote ilustrado y filósofo , como entonces se decia, muy amigo de Melendez y de todos los poetas de la escuela de Salamanca , y muy amigo también de los franceses , hasta afrancesarse durante la guerra de la Independencia, logrando así que el general Thibaut, gobernador y tirano de Salamanca, le llamase el Fenelon español. Tavira, pues, no se contentó con afirmar que « sólo por olvido de las máximas de la antigüedad, y por el trastorno que produjeron las falsas decretales de Isidoro, habían nacido las reservas, faltando así el nervio de la disciplina , y haciéndose ilusorias las leyes eclesiásticas » , sino que se desató en vulgares recriminaciones contra Roma, « que tanta suma de dineros llevaba » , encareciendo hipócritamente los siglos de los Leones y Gregorios, « en que la Iglesia carecía aún de todas las ventajas temporales, de que toda la serie de sucesos de las presentes revoluciones la ha privado ahora» , como alegrándose y regocijándose en el fondo de su alma del cautiverio de Pio VI y de la ocupación del Estado romano por los franceses .
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Ministro de Carlos IV
S.M. CARLOS IV:
quince días después de la proclamación del nuevo Papa, Pío VII
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S.S.Pío VII
...el Sumo Pontífice Pío VII, enojado por el decreto que expidió el Ministro Urquijo á 5 de septiembre de 1799, y que venía a realizar las doctrinas del Concilio de Pistoya, constituyendo la Iglesia española en manifiesto cisma. Contra aquel decreto, que aunque parezca extraño, fué aprobado y aun defendido por no pocos obispos, elevó su voz el Nuncio; por indicación de Godoy cayó Urquijo y se dió una satisfacción á Pío VII publicando la bula Auctorem fidei, como especie de retractación.
Relacionada:
CARTA DE UN OBISPO CATÓLICO
CONTRARIO AL CISMA
"SIENDO CONSTANTE LA MÁXIMA QUE
NADA DEBE INNOVARSE EN LA SEDE VACANTE"
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Juan Antonio Llorente
Jansenista y Carbonario
RECOPILACIÓN DE LAS CARTAS COMPLETAS,
DE 19 OBISPOS Y UN CARDENAL, DE ADHESIÓN AL CISMA DE JURISDICCIÓN JANSENISTA DEL INTERREGNO DE 1799, BAJO LA PREMISA DE EQUIDAD Y CIRCUNSTANCIAS EXTRAORDINARIAS, RECOPILADAS POR EL INFAME CARBONARIO Y JANSENISTA EPISCOPALIANO JUAN ANTONIO LLORENTE, DEFENSOR ACÉRRIMO DE DICHO CISMA.
17 En el mismo año 1809 imprimí un tomo en 4º con este título: Colección diplomática de varios papeles antiguos y modernos sobre dispensas matrimoniales, y otros puntos de disciplina eclesiástica. Esta obra contiene el real decreto de 5 de setiembre de 1799 en que con motivo de la muerte del papa Pío VI, mando Carlos IV que no se acudiese á Roma por dispensas matrimoniales, bulas de confirmación de Obispos, ni otros objetos, sino que todo lo hicieran los prelados diocesanos y metropolitanos conforme á los tiempos anteriores á las reservas pontificias hasta que S. M. mandase lo contrario despues que hubiera nuevo papa. Están en esta obra las cartas de todos los arzobispos y obispos que prometieron poner en ejecución el mandato; y algunos discursos canónicos escritos entonces sobre la materia...
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Esta purria de Llorentes, Urquijos, Febronios, Vigiles, Tamburinis, Pereiras, Villanuevas, etc, es de la que se nutren todas las manadas de lobos neo-jansenistas sedevacantistas episcopalianos o presbiterianistas, nacidos de las mismas entrañas de la secta de Montini en el año 1981 bajo las manos del modernista y más que posible senil Thuc, el cual no dudaba en "imponer las manos" a jansenistas veterocatólicos enemigos del Papado desde 1870 y excomulgados por S.S.Pío IX, como hizo desde 1976 a 1978.
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