VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS



1 de noviembre del Año del Señor

FIESTA DE 
TODOS LOS SANTOS

Por la fe conquistaron reinos, ejercitaron la justicia, obtuvieron el efecto de las promesas. (Hebreos, 11, 33).

Al comienzo del siglo VII, el santo Papa S.S. Bonifacio IV fue autorizado, por el emperador Focas, a cambiar el Panteón, erigido en honor de los falsos dioses a quienes los paganos festejaban juntamente, en una iglesia que dedicó a la Santísima Virgen y a todos los mártires. Esta ceremonia tuvo lugar el 13 de mayo, y su aniversario llegó a ser fiesta fija anual, que S.S. el Papa Gregorio IV transfirió al 1º de noviembre y extendió a todo el imperio, el año 835, durante el reinado de Luis el Bueno, convirtiéndola en la Fiesta de Todos los Santos.




ORACIÓN

Omnipotente y eterno Dios, que nos concedéis que honremos en una misma solemnidad los méritos de todos vuestros Santos, haced que, asistidos por tan numerosos intercesores, obtengamos cada vez más, según nuestros deseos, la multitud de vuestras gracias. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN LA FIESTA
DE TODOS LOS SANTOS

I. La vida de los Santos ha estado llena de miserias: han sido perseguidos y atormentados por los enemigos de Jesucristo; Dios les ha enviado aflicciones para probarlos y purificarlos; en fin, ellos mismos se rehusaron a los placeres más inocentes y ejercieron sobre sus cuerpos grandísimas austeridades. ¿Quieres ir tú adonde están ellos? He ahí el camino, sigue sus huellas; estos grandes hombres tenían un cuerpo como el tuyo, pero más valor que tú. No han sido de naturaleza superior a la nuestra, sino de mayor vigilancia; no estuvieron exentos de pecados, pero hicieron penitencia. (San Ambrosio).

II. Los santos a pesar de sus pruebas, siempre han estado alegres y contentos en esta vida, porque los consuelos que Dios derramaba en sus almas les quitaban todo sentimiento de los dolores del cuerpo. Míralos en el patíbulo y en los yermos: aquí, derraman lágrimas de consuelo, allí, están llenos de gozo en medio de las torturas. Dios es tan generoso que no quiere esperar a la otra vida para recompensarlos, hasta lo hace en este mundo.

III. Si fueron consolados en esta vida, que era el lugar de exilio, de sus combates y sufrimientos, ¡de qué gozo no serán colmados en el cielo, su patria y lugar de su triunfo! Allí poseen todos los bienes que su corazón puede desear, porque poseen a Dios; no son afligidos por incomodidad alguna. Escucha lo que te dicen: "Para llegar al cielo no pienses encontrar un camino más cómodo que el que recorrimos nosotros en pos de Jesucristo. No busques aquí abajo lo que ningún santo ha podido encontrar, lo que Cristo mismo no ha encontrado".

*En efecto, mis amados hermanos y hermanas. Para entrar en el Cielo, sólo hay un único camino, una senda angosta y desconocida, un camino repleto de molestias y contrariedades, de mortificaciones y humillaciones, en una palabra, el camino de la Cruz, el Vía Crucis que todos los discípulos de Jesucristo debemos reproducir en nuestras vidas para merecer ser contados entre los siervos fieles del Salvador y Redentor del género humano. Y el portero del reino de los Cielos es el último Sucesor del bendito San Pedro, S.S. Pío XII, a quien hay que estar muy unido y cuyo Magisterio y Disciplina debemos obedecer fielmente, sin lo cual no habrá salvación posible. Por tanto, a quien venga con fábulas y falsos cantos de sirena proclamando a los cuatro vientos que la salvación es fácil y asequible para cualquiera, que no hay necesidad de hacer grandes esfuerzos ni vivir con el santo temor de ofender a Dios a cada momento, a ese o esa tal debemos rechazar vigorosamente, pues esa pobre persona está muy errada y no sabe lo que dice. Hoy no se nos persigue por guardar nuestra Santa Fe Católica, Apostólica y Romana, no se nos persigue de momento, pero a cambio Dios nos envía a cada uno de los que quiere hacer suyos por la Fe y las obras la enorme humillación de la cruz particular, que puede ser esa enfermedad, ese defecto, esa carencia, esa vergüenza por un rasgo de nuestro carácter, etc. Todo eso constituye la cruz que cada uno de los discípulos de Cristo debemos cargar con paciencia y resignación mientras atravesamos este lugar de destierro rumbo hacia la patria eterna. Entonces, aprovechemos bien la cruz que Dios nos ha dado y sepamos humillarnos como el Hijo de Dios se humilló, pues quien pierda su vida por Él la salvará para la eternidad, pero quien quiera gozar en este valle de lágrimas y huir del sufrimiento, no tendrá nada que esperar en la otra vida. Omnes Sancti et Sanctae Dei, intercedite pro nobis.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


1 de Noviembre del Año del Señor.
FIESTA DE
TODOS LOS SANTOS

Por la fe conquistaron reinos, ejercitaron la justicia, obtuvieron el efecto de las promesas. (Hebreos 11, 33)

+ La Festividad de todos los Santos, la cual S.S. el Papa Bonifacio IV, después de consagrado el 13 de Mayo el templo Panteón, dispuso se celebrase cada año solemne y generalmente en toda Roma, en honor de la beatísima Virgen María Madre de Dios, y de los santos Mártires. Después S.S. Gregorio IV, asimismo, mandó que la misma fiesta, que se celebraba ya, aunque de diverso modo, en diferentes Iglesias, se solemnizase perpetuamente este mismo día en la Iglesia universal a honra de todos los Santos.
+ En Persia, los santos Mártires Juan, Obispo, y Diego, Presbítero, en tiempo del Rey Sapor.
+ En Terracina de Campania, el triunfo de san Cesareo, Diácono, el cual, maltratado muchos días en la cárcel, y después metido con san Julián Presbítero en un saco, fue precipitado en el mar.
+ En Dijon, san Benigno, Presbítero, que fue enviado por san Policarpo a las Galias a predicar el Evangelio, y en tiempo del Emperador Marco Aurelio, después de atormentado con muchos y gravísimos suplicios, por orden del Juez Terencio, le quebrantaron por fin la cerviz con una barra de hierro, y le atravesaron el cuerpo con una lanza.
+ En Damasco, el suplicio de los santos Cesareo, Dacio y otros cinco.
+ El mismo día, santa María, esclava, la cual, acusada de Cristiana, en tiempo del Emperador Adriano, atormentada con crueles azotes, extendida en el potro y desgarrada con uñas aceradas, consumó el martirio.
+ En Tarso de Cilicia, las santas Cirenia y Juliana, Mártires imperando Maximiano.
+ En Auvernia de Francia, san Austremonio, que fue el primer Obispo de aquella ciudad.
+ En París, el tránsito de san Marcelo, Obispo.
+ En Bayeux de Francia, san Vigor, Obispo, en tiempo de Childeberto, Rey de los Francos.
+ En Anjou de Francia, el tránsito de san Licinio, Obispo, varón venerable por su santidad.
+ En Tívoli, san Severino, Monje.
+ En Lanchant, territorio de Gatinais, en Francia, san Maturino, Confesor.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.