VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

Mons. GAUME - ¿PARA QUÉ SIRVE EL PAPA? (VII)


Mons. Jean-Joseph Gaume

VII - ¿PARA QUÉ SIRVE EL PAPA REY?

Escucho mil voces que claman: “Por mucho que queramos un Papa, es necesario que haya un Papa. Pero están el Papa-Rey y el Papa-Pontífice. Si no queremos lo primero, queremos lo segundo. Es para exaltar al Pontífice que rebajamos al Rey. Si abolimos lo temporal es por amor a lo espiritual. La verdadera manera de enriquecer al Pontífice con amor y veneración es despojar al Rey de su corona y de sus bienes. Déjanos hacer a nosotros y verás”.

¿Qué veremos? ¿Qué estamos viendo ya? Lo que veremos, Dios lo sabe. Lo que vemos es la terquedad de vuestros esfuerzos por hacer al Papa Pontífice imposible o impotente. Pero antes de mostrarlo, examinemos por qué el Papa-Rey os desagrada tanto: “¡Ah! vosotros decís, es porque sus Estados están mal gobernados. Es porque S.S. Pío IX, sordo a todo consejo, persiste en permanecer inmóvil en medio del progreso universal. Sus súbditos nos dan lástima”.

¿Estáis seguros de vuestras afirmaciones? Hablad con sinceridad: ¿por qué estaríais dispuestos a dejaros cortar, no la cabeza ni la mano, sino la primera falange de vuestro dedo meñique? Inglaterra, Francia y Piamonte son hoy para vosotros el tipo de civilización y de progreso. Con estos países felices comparáis los Estados del Papa y gritáis con gemidos: “¡Qué diferencia! Aquí abusos sin número; allí, justicia y regularidad por todas partes.

En los Estados del Papa: 
La legislación es incomparablemente más imperfecta. Mentira.
Menos autoridad paterna. Mentira.
Justicia más mal hecha. Mentira.
Miseria más profunda. Mentira
Finanzas peor administradas. Mentira.
Menos libertad. Mentira.
Educación menos avanzada. Mentira.
Propiedad menos respetada. Mentira.
Impuestos más altos. Mentira.
La vida es más cara. Mentira.

Todas estas mentiras y otras más quedan constatadas en dos obras, tan irrefutables como la historia. La primera habla en cifras y cifras oficiales: se llama Roma y Londres. La segunda es del embajador de Francia en Roma, el señor de Rayneval, a quien, sin duda, no se le pagó para defender los Estados del Papa.

En un informe diplomático, que no leeréis, este testigo competente, hablando desde una posición tan alta, dice entre otras cosas: “Nunca dejo de interrogar a las personas que vienen a denunciarme los abusos del gobierno papal. Esta palabra es la palabra del Evangelio. ¿Pero en qué consisten estos abusos? Esto es lo que aún no he podido descubrir...

“Todas las medidas adoptadas por la administración pontificia llevan el sello de la sabiduría, de la razón y del progreso... No hay un solo detalle relacionado con el bienestar, moral o físico de las poblaciones, que haya escapado a la atención del gobierno o que no haya sido tratado de manera favorable. En verdad, cuando algunos dicen que el gobierno papal forma una administración que no puede tener como objetivo el bien del pueblo, el gobierno podría responder: estudie nuestras acciones y condenémonos si se atreve".

Sin embargo, así es como sois engañados o sois los engañadores. ¡Y los católicos tienen la imprudencia de hacerse eco de semejante calumnia! ¿No se dan cuenta de que hoy la mentira, inventada por unos y difundida por otros, es más que un arma? Es un poder. Tiende, como prometimos demostrar, a hacer al Papa imposible o impotente.


Continuará...