VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN NARCISO, Obispo y Confesor



29 de octubre del Año del Señor
SAN NARCISO,
Obispo y Confesor

Las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno
poder y su divinidad, se han hecho visibles después
de la creación del mundo, por el conocimiento que de
ellas nos dan sus creaturas; y así, los impíos no tienen excusa.
(Romanos, 1,20).


San Narciso, obispo de Jerusalén a los 80 años de edad, hacia el año 180 de nuestra era, estuvo dotado de paciencia y dulzura admirables. Tres malos cristianos propalaron contra él una horrible calumnia, diciendo que, si su acusación fuese falsa, consentían, uno en ser quemado, el otro en ser atormentado de vergonzosa enfermedad y, el tercero, en perder la vista. Retiróse el santo al desierto sin querer defenderse. Pero Dios castigó a dos de los acusadores según sus votos, y el tercero, reconociendo su falta, tantas lágrimas derramó que perdió la vista. San Narciso volvió a su sede. Contaba entonces 110 años y vivió algunos más.

ORACIÓN

Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Narciso, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN ES MENESTER ADMIRAR
A DIOS EN LAS CREATURAS

I. Se reconoce la sabiduría de Dios en el admirable orden que reina en el universo. La diversidad de las creaturas, el cambio regular de las estaciones, las maravillas que la tierra, el mar y el cielo despliegan ante nuestras miradas; todo ello publica a voces la sabiduría de Dios. ¿Sólo mi voz faltará en este admirable concierto de alabanzas que todas las creaturas elevan hacia Él? Ellas han sido creadas para utilidad mía, pero también para enseñarme mis deberes para con el Señor. El universo creado para mi servicio me instruye con su ejemplo. (San Euquerio).

II La bondad de Dios se manifiesta en las creaturas, pues el Señor no se ha contentado con darnos lo que nos era absolutamente necesario, sino que ha añadido todo lo que puede tornarnos grata la vida. Procedamos igual a su respecto, demos a Dios generosamente, no sólo lo que Él exige de nosotros, sino también todo lo que podamos darle: nos lo devolverá centuplicado aun desde esta vida. Nada se pierde con Él, nunca se deja vencer en generosidad.

III. El poder de Dios brilla maravillosamente en el imperio que ejerce sobre las creaturas. Todas obedecen sus órdenes, obran contra las leyes comunes de la naturaleza cuando Él se lo manda, y nada resiste a su divina voluntad. Alma mía, ¿hasta cuándo resistiremos a Dios? Amemos a las creaturas, pero no ofendamos al Creador; usemos de los bienes de este mundo, pero no abusemos de ellos, si queremos gozar de los del cielo. Aprended a amar en las creaturas al Creador; pero no os apeguéis de tal modo a ellas que perdáis a Aquél que os ha creado. (San Agustín).

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.


29 de Octubre del Año del Señor.
SAN NARCISO
Obispo y Confesor
n. hacia el año 99;
† hacia el año 215

Protector contra las picaduras de insectos.

Las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus creaturas; y así, los impíos no tienen excusa. (Romanos 1, 20)

+ Los santos Obispos Maximiliano, Mártir, y Valentín, Confesor.
+ En Sidón de Fenicia, san Cenobio, Presbítero, el cual, en el furor de la última persecución, exhortando a otros al martirio, se hizo él mismo digno del martirio.
+ En Lucania, los santos Mártires Jacinto, Quinto, Feliciano y Lucio.
+ En Bérgamo, santa Eusebia, Virgen y Mártir.
+ En Jerusalén, el tránsito de san Narciso, Obispo, laudable por su santidad, paciencia y fe, el cual, anciano ya de ciento dieciséis años, pasó felizmente al Señor.
+ En Autún, san Juan, Obispo y Confesor.
+ En Casíope, en la isla de Corfú, san Donato, Obispo, de quien escribe san Gregorio Papa.
+ En Viena de Francia, el tránsito de San Teodoro, Abad.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.