VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN ENRIQUE, Emperador y Confesor


15 de julio del Año del Señor
SAN ENRIQUE,
Emperador y Confesor



Si tomáis parte en los sufrimientos, tendréis parte también en la consolación.

(2 Corintios, 1, 7)



San Enrique, llamado el Piadoso, duque de Baviera y después emperador de Alemania, nada emprendía sin antes haber consultado y orado a Dios. En ciertas ocasiones, vio a los ángeles y a los santos mártires, sus protectores, combatir a su favor al frente de sus ejércitos. Conservó su virginidad, de común acuerdo con su esposa Santa Cunegunda. Restableció a Benedicto VII en el trono de San Pedro y por todas partes dejó ilustres monumentos de su piedad y religión. Célebre por sus milagros y sus virtudes, dejó la corona para ir a recibir otra más preciosa en el cielo. en 1024.



ORACIÓN

Oh Dios, que en este día habéis hecho pasar al bienaventurado Enrique, vuestro confesor, de un trono terrenal al reino eterno, haced, os lo imploramos, que, así como él triunfó por vuestra gracia de las seducciones del siglo, despreciemos nosotros también los vanos atractivos del mundo, para presentarnos a Vos con un corazón puro. Por J. C. N. S. Amén.



MEDITACIÓN SOBRE LA PRIVACIÓN
DE LAS CONSOLACIONES ESPIRITUALES

I. Dios permite a veces que los santos sean privados de todas las consolaciones espirituales. en este triste estado todo apena: la penitencia les es insoportable, la oración les da tedio, la lectura espiritual y las prácticas de devoción les son fastidiosas. No te asombres de encontrarte en este estado: ¿acaso el Señor no fue abrumado de tristeza en el huerto de los Olivos? ¿No se quejaba, en la cruz, de que su Padre lo había abandonado? Por esa falta de gusto no interrumpas tus ejercicios de devoción; si los haces con menos satisfacción, los harás con más mérito.

II. Dios permite que caigas en este estado de desolación para castigarte por tu tibieza o por algunas faltas leves que has cometido. Tal vez sea la causa tu negligencia en no prepararte para la oración como es debido. Dios quiere hacerte conocer que la devoción sensible es un don: te la concede cuando a Él le place, la retira para humillarte cuando lo juzga oportuno. Pero, sin tanto examinar por qué Dios te trata de tal suerte, saca provecho de ese estado, ten paciencia y redobla el fervor. Si el Esposo se esconde, es para que lo busques con más afán.

III. Examina seriamente qué motivo has dado a Dios para que se retire, e implora su perdón. Reconoce que eres indigno de sus mercedes y que ya eres demasiado feliz con poder servirlo gimiendo en esta vida; no es en este mundo donde Dios recompensa a los elegidos. Dile, sin embargo: Señor que sois todo mi gozo, ¿Por qué me ocultáis vuestra divina faz? ¿Dónde estáis? ¿Dónde os encontraré yo, mi divino Esposo? (San Agustín).

*Así es, queridos hermanos. Buscamos demasiado las consolaciones en la oración y la contemplación de las cosas divinas, inquietándonos y quejándonos como niños malcriados cuando experimentamos aridez y desolación, llegando incluso a dudar de que Dios nos ame. Son muchos los que quieren seguir a Jesús en las alegrías y la prosperidad, pero son bien pocos los que están dispuestos a seguirle cargando con la cruz hasta el Calvario, de ahí que tan sólo unos pocos merezcan ser considerados verdaderos discípulos del Señor. Muchos son los llamados por el Espíritu Santo para separarse del mundo y sus vanidades, pero pocos son los elegidos que perseveran hasta el final contra viento y marea, aguantando todo lo que les echen encima, con peligros de traiciones, incomprensiones, apostasías, falsos hermanos y demás penurias. En cuanto llega la hora de la tribulación y la prueba, casi todos abandonan a Dios, como así le sucedió al Salvador en Getsemaní, cuando el Hijo de Dios se vio abandonado hasta de aquéllos que Le eran más fieles e íntimos. A toda alma escogida le toca atravesar por la misma dolorosa pasión que padeció Jesucristo, pues para resucitar a la vida de la gloria es preciso sufrir mucho y morir en la Cruz. Que el piadoso Emperador San Enrique nos obtenga ese valor para abrazar las tribulaciones vengan de donde vengan, soportándolo todo con santa paciencia y abandono en la Divina Providencia.


Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.

15 de Julio del Año del Señor.
SAN ENRIQUE I,
Emperador y Confesor
n. 6 de mayo de 972 en Albach (Baviera), Alemania;
† 13 de julio de 1024 en Sajonia

Patrono de personas estériles; matrimonios sin hijos; discapacitados y minusválidos; duques; reyes; personas rechazadas en órdenes religiosas. Protector contra la esterilidad.

Si tomáis parte en los sufrimientos, tendréis parte también en la consolación. (2 Corintios 1, 7)

+ San Enrique I, Emperador de Romanos y Confesor, cuyo tránsito se celebra el día 13 de Julio.
+ En Lyon de Francia, el tránsito de san Buenaventura, Cardenal y Obispo de Albano, Confesor y Doctor de la Iglesia, de la Orden de Menores, en doctrina y santidad de vida celebérrimo. Su fiesta se celebra el día de ayer.
+ En Pavía, san Félix, Obispo y Mártir.
+ En el Puerto Romano, el triunfo de los santos Mártires Eutropio y Zósima y Bonosa, hermanas.
+ En Cartago, san Catulino, Diácono, cuyas alabanzas celebró san Agustín en un sermón al pueblo; y los santos Jenaro, Florencio, Julia y Justa, Mártires, que fueron sepultados en la Basílica de Fausto.
+ En Alejandría, los santos Mártires Felipe, Zenón, Narseo y diez niños.
+ En la isla de Ténedos, san Abudemio, Mártir, que padeció en tiempo de Diocleciano.
+ En Sebaste de Armenia, san Antíoco, médico, que, por orden del Presidente Adriano, fue decapitado; y saliendo de la herida leche en vez de sangre, convirtió a Cristo al verdugo, por nombre Ciriaco, y fue también martirizado.
+ En Nísibe de Mesopotamia, el triunfo de Santiago, Obispo de aquella ciudad, varón santísimo, esclarecido en milagros y doctrina. En la persecución de Galerio Maximiano fue uno de los Confesores que en el Concilio de Nicea condenaron la impiedad de Arrio, oponiéndole la palabra Homo-úsion. Por sus oraciones y las del santo Obispo Alejandro, el mismo Arrio recibió, en Constantinopla el castigo que merecía su iniquidad, echando fuera las entrañas.
+ En Nápoles de Campania, san Atanasio, Obispo de aquella ciudad, el cual, de parte del impío Sergio, sobrino suyo, padeció mucho, fue depuesto de su silla, y al cabo, consumido de trabajos, pasó al Señor en Véroli de los Hérnicos, reinando Carlos el Calvo.
+ En Campo Salentino de la Apulia, San Pompilio María Pirroti, Confesor, de la Orden de Clérigos Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, insigne por la vida apostólica, a quien el Papa Pío XI puso en el número de los Santos.
+ En Palermo, la Invención del cuerpo de santa Rosalía, Virgen Palermitana. que, hallado milagrosamente en tiempo del Sumo Pontífice Urbano VIII, libertó la Sicilia de la peste el año del Jubileo.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.