17 de octubre del Año del Señor
SANTA MARGARITA MARÍA,
Virgen
Vosotros lloraréis y gemiréis, y el mundo
se regocijará; os contristaréis, pero vuestra
tristeza se convertirá en gozo.
(Juan, 16, 20).
Santa Margarita María Alacoque, rehusando un ofrecimiento de matrimonio, entró a la edad de 24 años, en el convento de las Visitandinas de Paray- le-Monial, donde dio los más hermosos ejemplos de paciencia y humildad. Recibió, el 27 de diciembre de 1673, la primera de sus grandes visiones del Sagrado Corazón, que terminaron en 1675. Su vida, en adelante, estuvo consagrada al establecimiento de esta devoción y, en particular, al de la fiesta del Sagrado Corazón. Murió en 1690.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que habéis revelado de admirable modo a la bienaventurada Virgen Margarita las inagotables riquezas de vuestro Corazón, concedednos por sus méritos que como ella os amemos en todas las cosas y por sobre todo, y que siempre tengamos nuestra morada en vuestro corazón. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.
MEDITACIÓN SOBRE LA PASIÓN DE JESUCRISTO
I. Contempla a Jesús clavado en la cruz, mira cuánto sufre en todo su cuerpo. Su sagrada cabeza está coronada de espinas, su rostro magullado, sus manos y sus pies taladrados; todo su cuerpo, en fin, está cubierto de llagas y es presa de los dolores más crueles. ¡He ahí el estado en que se encuentra Jesús, mi Cabeza, mi Rey y mi modelo! Es menester que me asemeje a Él, en esto consiste mi perfección y mi dicha. ¡Ay! vivo en medio de placeres mientras Jesús es colmado de oprobios y sufrimientos. No conviene que los miembros sean afeminados cuando la cabeza está coronada de espinas. (San Bernardo).
II. El Corazón de Jesús estaba sumergido en amargura y dolores tanto como su cuerpo. Él preveía que sus sufrimientos serían inútiles para la mayor parte de los hombres. Tenía piedad del enceguecimiento de los judíos. Estaba afligido más de lo que se puede imaginar, por la tristeza, los suspiros y las lágrimas de su Madre, al pie de la cruz con el discípulo amado. ¡Oh espectáculo doloroso! ¿Puedo yo contemplar a Jesús y a María en este estado sin derramar lágrimas, sin compadecer los dolores del Hijo y la aflicción de la Madre?
III. Para librarme del infierno, Jesús soportó esta muerte tan ignominiosa y tan cruel. Estaba yo perdido sin remedio si no hubiera muerto Él por mí. ¡Nada había hecho para merecer este favor; y aun ahora ni siquiera pienso en él! No sólo no doy mi sangre por este Dios que murió por mí, sino que le rehúso una lágrima, un suspiro; ¡añado nuevos pecados a mis faltas antiguas! Reconoce cuán grave es la herida del pecado, puesto que fueron menester, para curarlo, las heridas de Jesucristo. (San Bernardo).
*Muy cierto, mis queridos hermanos. La dolorosísima Pasión y Muerte de N.S.J.C. nos da una idea de con cuánta severidad castiga el Padre celestial todos los pecados, hasta el más pequeño. Si Dios no perdonó ni a Su propio Hijo, que era la viva imagen de la santidad y la inocencia, ¿cómo podemos nosotros ni siquiera prometernos que no tendremos nada que temer en la otra vida? No, queridos hermanos, basta ya de ensoñaciones absurdas, el juicio que nos espera a todos al morir va a ser muy riguroso, se nos van a examinar hasta las intenciones con las que obramos, deberemos dar cuenta hasta de las palabras ociosas que hayamos proferido, las cuales serán la causa de nuestra salvación o condenación eternas (Mateo 12, 36-37). De hecho, Nuestro Señor nos advierte que hasta de las miradas desordenadas habremos de dar cuenta en el Día del Juicio. (Mateo 5,28). Por tanto, ya podemos hacernos una idea de dónde está situado el listón de la salvación por parte de Dios Uno y Trino. Si el reino de los cielos ha sido adquirido a fuerza de indecibles tormentos y penurias soportadas pacientemente por el Redentor del género humano, que con Su glorioso martirio abrió el camino y dio el ejemplo perfecto a tantas legiones de Mártires de ambos sexos y diversas edades, entonces en esta difícil época que nos toca vivir no va a ser menos. Nuestro martirio hoy no es físico, sino espiritual, pues debemos mantener la llama de la Fe bien encendida para que brille en medio de un mundo apóstata y hundido en el antiguo paganismo de siempre. Es una empresa ciertamente heroica, pero con la confianza plena en Dios y en Su poder infinito, triunfaremos y confundiremos la perfidia y la incredulidad de tantos infelices que viven aparentemente tranquilos sin Dios y sin religión. Que Santa Margarita María Alacoque nos alcance las gracias de las que habemos menester para no desfallecer mientras luchamos el buen combate por la Verdad.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.
*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.
SANTA MARGARITA
MARÍA ALACOQUE
Virgen
n. 22 de julio de 1647 en Lautecourt (Borgoña), Francia;
† 17 de octubre de 1690
Patrona de los devotos del Sagrado Corazón de Jesús; enfermos de polio; quienes han sufrido la pérdida de sus padres. Protectora contra la polio.
Vosotros lloraréis y gemiréis, y el mundo se regocijará; os contristaréis, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. (Juan 16, 20)
+ En Paray-le-Monial, diócesis de Autún, santa Margarita María Alacoque, profesa de la Orden de la Visitación de santa María Virgen; la cual fue esclarecida por sus méritos eximios en propagar la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús y promover su culto público, y puesta en el catálogo de las santas Vírgenes por S.S. el Papa Benedicto XV.
+ En Antioquía, el triunfo de san Herón, que fue discípulo de san Ignacio, y sucediéndole en el Obispado, siguió como fiel imitador el camino de su maestro, y cual verdadero amador de Cristo, dio la vida por su rebaño.
+ El mismo día, el martirio de los santos Víctor, Alejandro y Mariano.
+ En Persia, santa Mamelta, Mártir, la cual, por aviso de un Ángel, convertida del culto de los ídolos a la fe, fue apedreada por los Gentiles y sumergida en un profundo lago.
+ En Orange de Francia, san Florencio, Obispo, el cual, esclarecido en muchas,virtudes, descansó en paz.