VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN GOMARIO, Confesor



11 de octubre del Año del Señor
SAN GOMARIO,
Confesor

El Señor castiga a los que ama;
y a cualquiera que recibe por hijo suyo, lo azota.
(Hebreos, 12)

San Gomario nació en Brabante, de padres ricos y adictos a Pipino. Cuando éste subió al trono de Francia lo llamó a su corte y le procuró un partido ventajoso desde el doble punto de vista del nacimiento y de la fortuna en la persona de Gwinmaría. Gomario debió sufrir mucho por el carácter vano e intratable de su mujer, pero soportó sus caprichos sin quejarse, esperando de Dios sólo fuerza y consuelo. Terminó por retirarse, con su consentimiento, a una celda próxima a su morada; finalmente, pasó los últimos años de su vida en una ermita, y murió hacia el año 774.


ORACIÓN

Oh Dios, gloria y gozo de los ángeles, que habéis hecho célebre por sus milagros a Gomario, el glorioso confesor de vuestro Nombre, sed propicio a los votos de vuestro pueblo, y haced que, celebrando su augusta solemnidad, alcance por su intercesión el puerto de la salvación eterna. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE
CÓMO DEBEMOS PORTARNOS
EN LAS AFLICCIONES

I. Siempre tendremos aflicciones en esta vida; nuestro cuerpo es tan débil y está tan expuesto a innumerables enfermedades; nuestra alma está sujeta a tantas pasiones, y la malicia de los hombres es tan grande, que siempre tendremos ocasión de ejercer nuestra paciencia. Esperemos esas ocasiones con valor y sin temblar. Preparémonos a soportar todas las tempestades que vemos se precipitan sobre los demás, y digamos a Dios: Señor, heme aquí; estoy dispuesto a llevar mi cruz y a sufrir todo lo que ordenéis o permitáis me suceda. Meditemos sobre los sufrimientos y no los sentiremos. (Tertuliano).

II. Cuando Dios nos envía una prueba, hay que recibirla con humildad como un castigo merecido por nuestros pecados. Un niño que se ve castigado por su padre no se enoja contra él: deplora la pena que su desobediencia le ha causado y promete no volver a caer en su falta. Haz lo mismo cuando Dios te castiga.

III. Hay cristianos a quienes el castigo hace más malos. En lugar de acusar su propia malicia, murmuran contra la divina Providencia y la hacen responsable de los males que sufren. ¡Desventurados! No queréis corregir vuestras faltas en este mundo: vuestras penas no son sino el preludio de los suplicios que os esperan en el infierno. Somos tratados por el hierro y el fuego, pero no nos curamos ni por los cauterios ni por el filo del hierro; y, lo que es más grave, el remedio empeora nuestro estado, (Salviano).


Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.


11 de Octubre del Año del Señor.
SAN GOMARIO
Confesor
n. 717 en Brabante, Bélgica;
† hacia el año 774

El Señor castiga a los que ama; y a cualquiera que recibe por hijo suyo, lo azota. (Hebreos 12, 6)

+ La fiesta de la Maternidad de la bienaventurada Virgen María.
+ En Tarso de Cilicia, las santas mujeres Cenaida y Filonia, hermanas, que fueron parientas de san Pablo Apóstol, y en la fe sus discípulas.
+ En Vexin de Francia, el suplicio de los santos Mártires Nicasio, Obispo de Rúan, Quirino, Presbítero, Escubículo, Diácono, y Piencia, Virgen, en tiempo del Presidente Fescenino.
+ En Besanzón de Francia, san Germán, Obispo y Mártir.
+ Igualmente el martirio de los santos Anastasio, Presbítero, Plácido, Ginés y sus Compañeros.
+ En Tarso de Cilicia, el triunfo de los santos Mártires Taraco, Probo y Andrónico, los cuales en la persecución de Diocleciano, atormentados por mucho tiempo en un inmundo calabozo y por tres veces probados con varios suplicios y penas, finalmente en la confesión de Cristo, cortadas las cabezas, lograron el triunfo de la gloria.
+ En la Tebaida, san Sármatas, que fue discípulo de san Antonio Abad, y murió por Cristo a manos de los Sarracenos.
+ En Ucés de la Galia Narbonense, san Fermín, Obispo y Confesor.
+ En Calosso, diócesis de Asti, antes de Pavía, san Alejandro Saulo, de la Congregación de Clérigos Regulares de san Pablo, Obispo y Confesor, a quien, ilustre por su linaje, virtud, doctrina y milagros, el Sumo Pontífice Pío X puso en el catálogo de los Santos.
+ En el monasterio de Achoury en Escocia, san Cánico, Presbítero y Abad.
+ En Lira de Bélgica, el tránsito de san Gunmaro, Confesor.
+ En Rennes de Francia, san Emiliano, Confesor.
+ En Verona, santa Placidia, Virgen.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


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 11 de octubre del Año del Señor
La Maternidad de la Virgen María

Esta festividad, elevada al rito doble de segunda clase, como recuerdo del XV centenario del Concilio de Éfeso, honra a la Virgen María en el privilegio inefable de su divina Maternidad. No habiendo en el Hombre-Dios más que una persona, y siendo ésta divina, la Madre de Jesucristo es verdadera Madre de Dios. Dignidad excelsa es, por consiguiente, la de María, pues confina con la del Verbo Encarnado, Hijo de Dios, e Hijo verdadero de María. Profesemos y confesemos que María es verdadera «Dei Génitrix», «Engendradora de Dios», para que seamos ayudados con su poderosa intercesión en todos los momentos de nuestra vida.


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