"(...) La Iglesia es una sola; por lo mismo ha de tener un solo Jefe supremo, por lo mismo el Papa debe ser universal. Su jurisdicción se extiende a los fieles todos de las cinco partes del mundo.
Por lo mismo, no hay verdadera Iglesia de Dios sino donde se reconoce por único representante suyo al Papa. Y esta fuera de ella y fuera de camino de salvación cualquier chico ó grande, sabio ó rudo, rey ó vasallo que se declare independiente de esta suprema autoridad.
La Iglesia es ademas una sociedad ó asociación perfecta. De consiguiente, su Jefe ó presidente goza de todas las atribuciones que tiene todo presidente en toda asociación, es decir, de dirigirla, gobernarla, corregir las faltas de sus individuos, castigar a los rebeldes aplicandoles la ley, admitir nuevos miembros, perdonar a los arrepentidos y expulsar de su seno a los contumaces. Esto y no mas es lo que hace el Papa en la Iglesia católica cuando decreta, legisla, amenaza, absuelve ó excomulga. Hace espiritualmente y al por mayor lo que materialmente y en menor escala hace cualquier ca beza ó presidente de cualquier pequeña sociedad a que pertenezcas.
La Iglesia, finalmente, es una escuela, y su Jefe no sólo tiene en ella caracter de presidente, sino de maestro. En la Iglesia se profesan tales ó cuales doctrinas, y estas doctrinas ha de determinar cuales han de ser, una autoridad que sepa de cierto y sin temor de equivocarse cuales son las falsas y cuales las verdaderas. Los protestantes e incrédulos dicen que eso ha de determinarlo cada uno. Pues entonces, cuando a Juan le ocurra que la verdad es tal, y a Antón, al revés, le ocurra que no es tal sino cual, ¿quién ha de sacarles del apuro, si no hay una autoridad cierta que lo sepa de cierto y que de cierto lo diga? Pues bien; nosotros los católicos creemos que hay una, es la del Papa, y por esto le llamamos infalible, es decir, aseguramos que en punto a doctrinas de religión la enseñanza suya es siempre la verdadera. ¿Entiendes ahora lo de la infalibilidad de que tantas veces has oído blasfemar a los impíos? Pues eso es y no mas. También ellos creen en una infalibilidad; sólo que quitandola al Papa, representante de Dios , la otorgan a sus respetables personas : no creen infalible a la Cabeza de la Iglesia, pero se creen infalibles a sí propios. Yo, a la verdad, aunque no fuese eso dogma de fe, estaría mas bien por la primera que por la segunda.
Ahora comprenderas, pues, que la frase: ¡No me hable V. del Papa! si quieres ser, como no lo dudo, cristiano de veras, no tiene pies ni cabeza. Has venido a decir en sustancia: creo en la Religión, pero no admito la piedra fundamental de ella; creo en la Iglesia católica, pero no como Cristo la fundó, sino como yo deseara arreglarla, es decir, sin cabeza; creo en la verdad, pero la verdad debe ser lo que me parezca a mí, no lo que me enseña el Maestro designado por Dios para enseñarla. Y cada vez que haciendo alarde de creer en Dios y hasta de amar y venerar a la Virgen, y hasta de ir a Misa y celebrar las fiestas de los Santos, te alborotas no obstante cuando te hablan del Papa y te ries de esto ó te incomodas, cometes, amiguito mío, una inconsecuencia garrafal, porque con eso, con Dios, con la Virgen, con los Santos, con la Misa y con todo lo demas que te pueda hacer venerar la costumbre ó la convicción, no eres católico, ni pizca ni miaja, si no acatas al Papa. Eres tan gentil y tan pagano como cualquier pobre salvaje de Oceanía que nunca haya visto la cruz ni oído mentarla en su vida. Y desengañate; por gentil y pagano te condenara Dios en el día de la cuenta, si te obstinas en desconocer la autoridad que ha puesto El en la tierra para los verdaderos cristianos.
Ama, pues, al Papa como representación visible de Cristo Dios sobre la tierra; escucha sus enseñanzas como escucharías las del Salvador que en carne mortal te hablase; obedece sin vacilación, sin pérfidos distingos su autoridad. Mira al protestantismo dividido en tantas sectas casi como individuos, merced a la falta de ese centro de unidad que en el Papa tenemos nosotros. Acata y reverencia esa mano paternal extendida siempre para bendecir y para alzarse suplicante a Dios por las necesidades del mundo. La antigüedad gentil no conoció ministerio público como ese, tan digno de la universal veneración y de la simpatía de todos los corazones honrados. La historia, tan pródiga en alabanzas para los héroes de la guerra, que han sido en el fondo las grandes calamidades del género humano, no habla de los Papas en ese sentido. Menciona en cambio las letras protegidas, la civilización salvada, las artes glorificadas, el nombre de Dios llevado a remotos países, el derecho de los pueblos amparado contra las demasías del poder orgulloso, el poder público ennoblecido en cambio y como santificado por la consagración que le daba a los ojos de los súbditos aureola divina. Esos, esos son los borrones de la historia del Pontificado, esos los que le hacen odioso a la incredulidad. No se le quiere perdonar su gloria y los beneficios otorgados al género humano. Ahí esta el secreto de las violentas declamaciones, de las rabiosas invectivas. ¡Gran cosa es tener al lado del tributo de admiración de los buenos, ese no menos elocuente tributo del odio feroz de los malvados! ¡ Gran cosa es tener contra sí en todo el mundo a los que en todo él estan contra la virtud y contra Dios!
Así se encuentra hoy día en Europa la autoridad del Papa. Sea ésta para tí, que de imparcial te precias, su mayor recomendación".
FÉLIX SARDÁ Y SALVANY
1883
Propaganda Católica Tomo I
P. Félix SardÁ y Salvany,
"¡No me hable Vd. del Papa!"
pp. 94-96
Extracto
TOMO I COMPLETO:
https://archive.org/details/pe.-felix-sarda-y-salvany-propaganda-catolica-tomo-1-1
https://youtu.be/YIJuEq7N8WQ