VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

Reflexión: El Reino de los Cielos se arrebata por la violencia contra uno mismo (la carne), contra el demonio y contra el mundo y sus vanidades.


"Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza, y los que usan la fuerza se apoderan de él". (Mateo 11,12).



Sí, mis estimados hermanos y hermanas, la salvación nunca fue fácil, el Cielo no se regala a nadie, sino que hay que ganárselo en rudos y numerosos combates, a la manera de los antiguos gladiadores, que luchaban todos en el circo a vida o muerte, siendo coronados únicamente los que habían vencido al resto de adversarios.


Y es muy justo que así sea, pues si miramos a nuestros hermanos los Santos, veremos que muchos de ellos han sido Mártires, de todo sexo, edad y condición, habiendo sufrido innumerables y crudelísimos suplicios para alcanzar su corona de gloria. Todos ellos reputaron su vida mortal en nada cuando se trataba de confesar su bendita Fe Católica a ojos de emperadores y tiranos paganos, prefiriendo el tormento del fuego, las fieras, las lapidaciones, los ahogamientos y demás métodos salvajes con los que se les quitó la vida del cuerpo, pero que les valió salvar sus almas inmortales.


El listón del Cielo siempre ha estado puesto muy alto por Dios Uno y Trino, porque si la salvación fuera asunto fácil y alcanzable para la mayoría, casi nadie se sacrificaría por aquello que debe creerse con Fe divina y sobrenatural. Por tanto, es preciso que sea difícil ganarse un puesto en las moradas eternas, es preciso sufrir, sangrar, llorar, ser despreciado, ignorado y aplastado por Cristo Jesús y Sus Vicarios.


A los Santos de cualquier época se nos pide luchar y hacernos violencia contra nosotros mismos, esto es, nuestra carne y sus concupiscencias, contra el demonio y sus insidias, y finalmente contra el mundo y sus engaños y vanidades. En esto consiste el hacerse violencia para arrebatar el Reino de los Cielos. Nadie que no pelee el buen combate será coronado, así que los cristianos debemos ser piedra de escándalo y contradicción para un mundo neopagano y apóstata que ya no quiere ser evangelizado y ha renegado miserablemente de Dios Uno y Trino.


No puede haber ninguna complacencia o miramiento con este mundo podrido y corrompido por el pecado en sus múltiples formas, ninguna en absoluto. La amistad con el mundo es enemistad con Dios, y las almas que recibieron las Gracias divinas pero volvieron al vómito de sus pecados o dieron pábulo a las necedades y engaños del mundo, esas almas ingratas están fornicando lejos de su único amor legítimo, que es el Espíritu Santo, por lo que deben temer que Dios las vomite de Su boca y las abandone en su miseria.


El combate hoy es además de mayor exigencia, pues requiere que pongamos todos nuestros sentidos en preservar la pureza y ortodoxia de la santa Fe Católica, Apostólica y Romana que profesamos, edificada sobre la Roca del Papado y su Magisterio y Disciplina infalibles, por lo que deberemos rechazar con vigor y argumentos irrefutables a los falsos cristos y falsos profetas de las sectas y el falso clero tradicionalista y sedevacantista generados por la abominable Ramera del Anticristo o secta conciliar, todos ellos intrusos heréticos y cismáticos sin misión ni jurisdicción sobre ningún alma, rebeldes contumaces y desobedientes blasfemos que no vacilan en tirar a la basura a S.S. Pío XII y su Disciplina infalible para estos dificilísimos tiempos de la Anomia que nos ha tocado vivir. Por eso Dios Uno y Trino les ha maldecido con la insidiosa y mortífera Operación del error, que les ciega el juicio y les hace creer falsamente que pueden existir y realizar cualquier sacrilegio sin necesidad de un Papa que les otorgue validez y licitud. Esos peligrosos hipócritas no son nada más que ciegos guiando a un gran número de ciegos, de ahí que haya que huir de ellos como se huye de la peste, pues sus sacrilegios y profanaciones se están amontonando hasta el Cielo, y pronto les llegará el castigo divino


Que el Buen Dios nos proteja y bendiga a los pocos que formamos el Pequeño Rebaño hoy, dándonos las Gracias y dones divinos que necesitamos para seguir librando el buen combate que nos ha de reportar la victoria final de la salvación eterna en el tiempo fijado por Dios.


"Tened confianza: Yo he vencido al mundo”. (Juan 16,33).