VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN JERÓNIMO EMILIANI


20 de julio del Año del Señor
SAN JERÓNIMO EMILIANI,
Confesor


Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario el
diablo ronda como león rugiente buscando a quién
devorar. Resistidle firmes en la fe.
(1 Pedro, 5, 8-9).


Jerónimo siguió primero la carrera militar. Siendo gobernador del castillo de Castelnuovo, fue tomado prisionero y cargado de cadenas. En su infortunio, invocó a la Santísima Virgen, y esta bondadosa Madre rompió sus hierros y lo condujo, a través de los enemigos, hasta Treviso. Una vez entrado en la ciudad suspendió sus armas ante el altar de su libertadora. Después de haber sido alcalde de Treviso, volvió a Venecia, su ciudad natal, donde se consagró muy especialmente al cuidado de los huérfanos. Estableció para ellos hospicios en Venecia, Bérgamo y en Brescia. Asoció a su obra algunos abnegados laicos y echó así las bases de la Orden de los Somascos. Murió el 8 de febrero de 1537, de una enfermedad que había contraído cuidando enfermos.


ORACIÓN

Oh Dios Padre de las misericordias, por los méritos e intercesión del bienaventurado Jerónimo que disteis como sostén y padre a los huérfanos, concedednos la gracia de conservar fielmente el espíritu de adopción, en virtud del cual nos llamamos, y en efecto lo somos, hijos vuestros. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE LAS TENTACIONES
y LOS MEDIOS PARA VENCERLAS

I. Dios permite al demonio que nos tiente, a fin de probar nuestra virtud y aumentar nuestra recompensa; pero nunca permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Podemos resistir, si lo queremos; el demonio puede inducirnos al mal, pero no puede constreñimos a cometerlo; conservamos siempre la libertad y las gracias necesarias para resistirle. El demonio puede muy bien ladrar, excitar, pero no puede mordernos, nos tienta por la persuasión y no por la violencia; no fuerza nuestro consentimiento, lo pide. (San Agustín).

II. Nosotros mismos nos tentamos concediendo toda clase de libertades a nuestros sentidos, halagando a nuestro cuerpo y dejándolo en la ociosidad y las delicias. Tentamos a los demás, incitándolos al pecado con nuestras palabras y nuestros ejemplos. Forzamos al demonio a que nos tiente proporcionándole las ocasiones de hacerlo: porque él se sirve de lo que hemos visto, dicho u oído, para llevarnos al pecado. ¿Por qué habremos de oír lo que no se puede hacer sin pecado? (Tertuliano).

III. San Pedro nos indica tres medios para resistir las tentaciones: la sobriedad, la vigilancia y la fe. Sé sobrio, y alejarás casi todas las tentaciones contra la castidad; vigila, tus acciones, y fácilmente descubrirás las asechanzas que el demonio te arma; en fin. sé hombre de la fe y la fe te dará la victoria sobre todos tus enemigos: porque no puede ser vencido quien cree en el infierno, que es castigo del pecado, y en el cielo, que es recompensa de la virtud.

*En efecto, mis queridos hermanos. Debemos evitar el exponernos innecesariamente a la tentación, especialmente contra la pureza, pues el simple hecho de prestar nuestros sentidos -sobre todo la vista- a los halagos engañosos de la tentación, hace que seamos casi medio vencidos por ella, de ahí que haya que hacernos auténtica violencia y huir de la tentación cuando ésta atente contra la castidad, pues ese tipo de seducciones son muy peligrosas y no se les debe hacer frente de manera directa, sino que hay que huir de la tentación en cuanto se presente, mortificando la vista y el resto de los sentidos para no ser enredados en los lazos de la concupiscencia de la carne. Debemos además vivir sobriamente, sin hacer ostentación ni regalarnos en exceso en la comida, la bebida y el descanso, pues un cuerpo mimado y consentido suele ser bastante débil y vulnerable a la concupiscencia de la sensualidad. Igualmente, hay que alimentar el espíritu con la lectura atenta y meditada de la Palabra de Dios, que es verdadero maná escondido para las almas fieles, ya que las Divinas Palabras son espíritu y vida, como nos enseñó N.S.J.C., y constituyen nuestra mejor defensa y armadura contra los errores del mundo y el demonio. El amor de la Verdad, que es el gusto por la santa Palabra de Dios, es lo que nos va a dar sabiduría y conocimiento espiritual, haciéndonos invencibles frente a la seducción de la iniquidad u operación del error, que tiene engañado al orbe entero. Pidámosle a San Jerónimo Emiliani que interceda por nosotros y nos obtenga las gracias de las que hemos menester.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


20 de Julio del Año del Señor.
SAN JERÓNIMO EMILIANO,
Confesor
n. 1481 en Venecia, Italia;
† 8 de Febrero de 1537 en Italia

Patrono de huérfanos y personas abandonadas.

Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe. (1 Pedro 5, 8-9)

+ San Jerónimo Emiliano, Confesor, Fundador de la Congregación de Somasca, celestial Patrono de todos los huérfanos y de la juventud desamparada; el cual descansó en el Señor el día 8 de Febrero.
+ En Antioquía, el suplicio de santa Margarita, Virgen y Mártir.
+ En el monte Carmelo, san Elías, Profeta.
+ En Judea, el nacimiento para el cielo de san José, por sobrenombre el Justo, a quien propusieron los Apóstoles con san Matías para ocupar en el apostolado el lugar del traidor Judas; y aunque recayó la suerte en Matías, él, sin embargo, se dedicó, a la predicación del Evangelio y a la santidad, y habiendo padecido de parte de los judíos por la fe de Cristo cruel persecución, descansó con glorioso fin. De este santo se refiere también que, confiado en Dios, bebió el veneno que le dieron sus enemigos, sin recibir daño alguno.
+ En Córdoba de España, san Pablo, Diácono y Mártir, que por reprender a los príncipes Mahometanos por la feroz impiedad de su secta, y predicar constantísimamente a Cristo, de orden de los mismos martirizado, pasó, a los premios del cielo.
+ En Damasco, los santos Mártires Sabino, Julián, Máximo, Macrobio, Casia y Paula, con otros diez.
+ En Portugal, santa Wilgefortis o Librada, Virgen y Mártir, la cual, peleando denodadamente por la fe de Cristo y por la castidad, crucificada, consiguió un glorioso triunfo.
+ El mismo día, el tránsito de los santos Flaviano II, Obispo de Antioquía, y Elías, Obispo de Jerusalén; los cuales, por defender el Concilio de Calcedonia, desterrados por el Emperador Anastasio, pasaron victoriosos al Señor.
+ En una aldea de Boloña en Francia, san Vulmaro, Abad, varón de admirable santidad.
+ En Tréveris, santa Severa, Virgen.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.