VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SOBRE EL MES DE MAYO, MES DE LA STMA. VIRGEN


Cardenal Fernando Quiroga
Arzobispo de Santiago de Compostela
CIRCULAR NÚM. 81
1955

SOBRE EL MES DE MAYO

El amor que los fieles profesan a la benditísima Virgen María parece que se acrecienta en el mes consagrado tradicionalmente a su culto especial. Las galas con que en él se reviste la naturaleza nos recuerdan vivamente las gracias y los dones con que quiso el Señor adornar a la Virgen Santísima, haciéndola sumamente amable.

A ella debemos de rendir nuestros homenajes, y elevar nuestras plegarias y manifestar nuestro amor.

Celebrense durante el mes de mayo especiales cultos en honor de nuestra Madre y Señora; pero sobre todo esforcémonos en imitar sus virtudes copiándolas en nuestra vida, para que no haya en ella nada que desdiga de nuestra condición de hijos de tan Santa y buena Madre. Su humildad, su espíritu de sacrificio y su intenso amor a Dios y al prójimo deben de ser objeto de nuestra consideración e imitación.

Otra virtud resplandece en la Santísima Virgen en la que hemos de fijar nuestra atención de manera especial, porque de manera especial está siendo conculcada en nuestros días. Es su pureza.

No hace mucho, el 15 de agosto del pasado año, la Sagrada Congregación del Concilio hizo, en nombre de Su Santidad el Papa, una seria llamada a los fieles del mundo entero para que se opusieran vigorosamente a la corriente de impiedad y de lascivia que se extiende por todas partes.

A nadie se ocultan, dice la Sagrada Congregación, los espectáculos que, sobre todo en el período de verano, se producen, y que no pueden menos de ofender a cuantos todavía no han olvidado y no del todo desprecian la virtud cristiana y el humano pudor. No sólo en las playas, no sólo en los pueblos de veraneo, sino  en todas partes, aun en las calles de ciudades y aldeas, en sitios públicos y privados, prevalecen los vestidos indignos y desvergonzados.

Esto de modo especial al espíritu de los jóvenes, tan fácilmente inclinado al mal, pone en gravísimo peligro.

El ornato femenino, si ornato puede llamarse; los vestidos femeninos si como vestidos han de tenerse -decía Séneca-, aquellos en los que nada hay que pueda defender el cuerpo y ni siquiera el pudor», son frecuentemente tales, que parece sirven mejor para fomentar la impudicia que para defender la honestidad.

Es absolutamente preciso avisar y exhortar a toda clase de personas, pero especialmente a la juventud, a evitar tales escándalos, que repugnan totalmente con el sentido cristiano y la civilización y ponen ambas cosas en gravísimo peligro.

Por su parte el Congreso de Moralidad, celebrado en Madrid en el pasado febrero, ante la gravedad del mal aprobó entre otras las dos conclusiones siguientes: «El buen ejemplo debe ser la norma primera de todo católico donde quiera que se encuentre, venciendo para ello todo respeto humano y superando con su propia conducta las nuevas formas extrañas a nuestra tradición cristiana». «En la manera de comportarse y en las apreciaciones de la conducta moral de los demás, afirmamos que la inmoralidad produce escándalo y que los perjuicios que el escándalo origina son, en la mayor parte de los casos, irreparables, por lo que el acto inmoral causa grave daño no sólo al que lo comete, sino a la sociedad en que vive.

También entre nosotros cunden, por desventura, costumbres y modos de vestir y de comportarse que desdicen totalmente de nuestra condición de cristianos.

Sea éste uno de los homenajes que rindamos a la Stma. Virgen en el mes de mayo: que en nuestra vida resplandezca la más exquisita pureza para contrarrestar así el torrente de mal que nos invade. Santiago, 16 de abril de 1955.

+ FERNANDO, CARDENAL ARZOBISPO.


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