1 de Junio del Año del Señor
SAN PÁNFILO
Mártir
Cuando hubieres de orar, entra en tu aposento
y, cerrada la puerta, ora en secreto
a tu Padre, y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
(Mateo, 6, 6).
San Pánfilo, fue mártir en Cesárea de Palestina, 308. San Pánfilo es una de las más ilustres víctimas de la persecución de Maximiano. Nacido en Beiruth, recogió en Alejandría la ciencia de Orígenes de labios del filósofo Pierio. Después se estableció en Cesárea de Palestina y allí abrió una escuela, consagrándose al mismo tiempo a corregir el texto bíblico de los Setenta. Se dice que sabía de memoria la Escritura. Apresado como propagandista del Evangelio, permaneció más de dos años en la cárcel y allí compuso su apología de Orígenes. de la cual sólo tenemos un libro. Eusebio, obispo más tarde de Cesárea e historiador famoso de la Iglesia, fue discípulo y amigo suyo y le ayudó en sus trabajos. Pánfilo murió degollado en 308.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del santo mártir Pánfilo nos haga agradables a vuestra Majestad, y que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.
MEDITACIÓN SOBRE LAS TRES DISPOSICIONES
REQUERIDAS PARA LA ORACIÓN MENTAL
I. ¿Quieres gustar la dulzura que hay al conversar con Dios en la oración? Evita las reuniones mundanas: la voz de este divino Esposo no se hace oír en las plazas públicas; habla al corazón sólo en la soledad. Huye de los hombres y de sus vanas conversaciones y encontrarás a Dios en la oración. Habla a mi corazón, divino Maestro mío; en adelante estará sordo para todas las creaturas para no escucharos más que a Vos.
II. Sosiega el tumulto de tus pasiones, si quieres orar a Dios con atención y recibir sus santas inspiraciones. Mientras tu alma esté turbada por las tempestades que en ti excitan el odio, el amor, el deseo de hacerte notar, no experimentarás jamás las dulzuras de la oración; ahora bien, ¿quieres un secreto para domar pronto tus pasiones? Ama la soledad. Las pasiones son vencidas sin lucha cuando la soledad secunda a la gracia. (Casiodoro).
III. Acostúmbrate poco a poco a pensar en Dios: mantén tu espíritu recogido lo más que puedas, y no te costará mucho trabajo orar a Dios sin distracción. Para lograrlo, es menester que toda tu vida sea casi una oración continua. Ah señor, es tan dulce y tan consolador conversar con Vos en todo tiempo; en todo lugar puedo yo gozar de esta dicha y no hago caso de ella; cuando haya gustado la dulzura de la conversación con Dios, la sociedad de los hombres me disgustará. Desolada está la tierra, porque no hay quien reflexione en su corazón. (Jeremías).
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. - Tomo I, Patron Saints Index.