Mons. Gaume
¿El miedo al Papa es absurdo?
I.
De una forma u otra, el Papa es una necesidad social de todos los tiempos y lugares.
Tenéis miedo del Papa de Roma, del Papa de sotana, del Papa vicario de Jesucristo, del Papa infalible e inmortal. No lo quereis: Nolumus hunc regnare super nos; sin embargo, no escaparéis del Papado.
II.
¡No queréis al Papa de Roma! Tendréis al Papa de San Petersburgo, al Papa de Berlín, al Papa de Londres, al Papa de Berna, papas por todas partes.
¡No queréis al Papa con sotana! Tendréis papas con pantalones, cordones, botas, espuelas y sables al costado.
¡No queréis al Papa vicario de Jesucristo! Tendréis papas que serán vicarios de sí mismos, vicarios de su ambición, de sus caprichos, de sus intereses, de su tiranía y cuyas órdenes, por ciegas que sean, se convertirán en regla de vuestra vida.
III.
¡No queréis al Papa infalible e inmortal! Tendréis papas falibles que os desviarán por los caminos del error; quienes se contradecirán. Lo que es verdadero en el norte será falso en el sur y viceversa.
¡Papas mortales! quienes legarán a sus sucesores el derecho de modificar la doctrina; y nada nos impedirá ver, con cada nuevo reinado, un Credo oficial, diferente de los demás, que habrá que firmar, o sino...
IV.
Que después de algún conflicto, estos diferentes Papas sean absorbidos por un Papa más poderoso, como lo son hoy las nacionalidades de segunda categoría en beneficio de las nacionalidades mayores; entonces el mundo volverá a ver lo que ya ha visto, el axioma del antiguo paganismo volverá a convertirse en ley brutal de la humanidad: “Todo lo que agrada al príncipe, tiene fuerza de ley: Quidquid pIacuit Regi, vim habet legis”.
Ese día, a los más orgullosos enemigos del Papa de Roma, temblorosos esclavos de todos los Papas de creación humana, no les quedará más que repetir al tirano, que les pondrá el pie en la garganta, lo que los gladiadores dijeron a los césares paganos, sentados en el Coliseo para disfrutar de su muerte: “César, los que están a punto de morir te saludan: César, morituri te salutant".
V.
El miedo al Papa, por parte de los malvados, produce todos los miedos de la gente buena. Ejemplos: ¿por qué le tenemos miedo a Bismarck? Porque Bismarck tiene miedo del Papa, lo odia, desprecia la autoridad del Papa y quiere hacerse Papa.
¿Los Rojos? Porque los rojos temen al Papa, odian al Papa, desprecian la autoridad del Papa y quieren hacerse papas.
¿Los Ateos, materialistas, solidarios, masones? Porque tienen miedo del Papa, porque odian al Papa, porque desprecian la autoridad del Papa y porque quieren convertirse en Papas.
¿Los Pseudocatólicos, llamados católicos liberales? Porque tienen miedo del Papa, porque sólo reconocen la autoridad del Papa con restricciones y porque quieren convertirse en Papas.
VI.
Si todas estas personas no tuvieran miedo del Papa y no se resistieran al Papa, nadie les tendría miedo. ¿Por qué ? porque ellos mismos no tendrían miedo de la verdad ni de la justicia. ¿Cómo es eso? porque es el Papa y sólo el Papa quien, directa o indirectamente, promulgó en el mundo y quien mantiene intactas las dos leyes invariables de la verdad y la justicia: el símbolo católico y el Decálogo.
VII.
Vemos, desde la forma en que lo miramos, que el miedo al Papa es el miedo de los miedos. Los enemigos de la sociedad y de la religión sólo temen al Papa. Los amigos de la religión y de la sociedad sólo temen a aquellos que no temen al Papa y que quieren ser Papas. Así, el mundo entero hoy está bajo la influencia del miedo: los malvados, porque tienen miedo del Papa; los buenos, porque tienen miedo de los papas.
En sentidos muy diferentes, todos tienen razón.
Continuará...