S.S. Pío XII
Discurso al Congreso Mundial de las Congregaciones Marinas
1954
1954
Que esta advertencia os ponga en guardia. Olvidados de vosotros mismos, prontos a repudiar cualquier estrechez de visión, habéis de aceptar las consignas de la Iglesia como venidas de vuestro divino Jefe. Así podréis decir como el apóstol: «En el día de Jesucristo, mi carrera y mi sufrimiento no habrán sido vanos» (Juan., 2, 16).
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