Es evidente que Jesucristo confirió á S. Pedro un verdadero primado de honor y jurisdicción sobre toda la Iglesia, cuando le puso por piedra fundamental de ella: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. A Pedro en particular le dió las llaves del reino de los cielos, ó sea, el símbolo de la potestad suprema:
Te daré las llaves del reino de los cielos.
Le dió también en particular la facultad de perdonar los pecados, de imponer censuras y levantarlas, y de dictar leyes: Todo lo que ligares en la tierra, será ligado en los cielos, y todo lo que desatares sobre la tierra, será también desatado en los cielos.
( 1 ) .—A él solo le aseguró que no faltaría su fé , y le dió el poder de confirmar en ella á sus hermanos : He rogado por ti, para que no falte tu fé; y tú una vez convertido, confirma á tus hermanos
( 2) .— Y cumplió este designio, cuando encargó á solo Pedro el cuidado supremo de todo su rebaño, ó sea de toda la Iglesia: Apacienta mis corderos; apacienta mis ovejas
(3) .- Por donde se vé, que S. Pedro recibió muchas facultades, con exclusión de los demás Apóstoles: y que estas facultades no pueden ser ejercidas sino por uno solo.
La idea de Jesucristo, como enseñan los Santos Padres, fué constituir en él y por él la unidad perfecta de su Iglesia.
No hay ninguna sociedad bien organizada , en la cual no haya una cabeza que reasuma todo el poder.
NICETO ALONSO PERUJO
1894
Lecciones sobre el Syllabus.
Tomo I
Página 337
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