VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

DE LA PLURALIDAD DE ESPECIES FORMALMENTE DISTINTAS Y DESIGUALES ORDENADAS JERÁRQUICAMENTE.

"EL TOMISMO Introducción a la filosofía de Santo Tomás"

Étienne GilsonSobre la creación.

(Un fragmento.)


El origen primero de la multiplicidad de las cosas y de su distinción no se halla, pues, en la casualidad, sino en la primera causa, Dios. 

Por lo demás, no es imposible hacer aparecer la razón de conveniencia que invitaba al creador a producir una multiplicidad de criaturas.


Todo ser que obra, tiende a producir su semejanza en el efecto que produce y consíguelo tanto más perfectamente, cuanto el ser actuante de que tratamos es en sí más perfecto. 

Es evidente, en efecto, que un ser que posee calor, cuanto más posee, tanto más comunica; cuanto más excelente es un artista, tanto más perfecta es la forma de su arte.


 Ahora bien, Dios es el ser operante, soberanamente perfecto; es pues conforme con su naturaleza el que introduzca perfectamente I su semejanza en las cosas, es decir tan perfectamente cuanto lo consienta la naturaleza finita de las cosas creadas. 


Ahora bien, es evidente que una sola especie de criaturas no | bastaría para expresar .la semejanza del creador. Cómo en | este caso el efecto, de naturaleza finita, no es del mismo I orden que la causa, de naturaleza infinita, un efecto de una sola y única especie no expresaría, sino de la manera más I oscura y más deficiente, la causa de la que proviene. 


Para que una criatura representara tan perfectamente como fuera posible a su creador, sería necesario que fuera igual a él; pero, esto es contradictorio. 


Conocemos un caso, y uno solo, en que procede de Dios una persona única, de la que pueda decirse que lo expresa total y perfectamente: es el caso del Verbo; pero no se trata en ese caso de una criatura, ni de una relación de causa a efecto: permanecemos en el interior de Dios mismo. Si se trata, al contrario, de seres finitos y creados, se requerirá una multiplicidad de tales seres, para expresar bajo la mayor cantidad de aspectos posible, la perfección simple de la que derivan. 


La razón de la multiplicidad y de la variedad de las cosas creadas es, pues, que esta multiplicidad y esta variedad eran necesarías para expresar, tan perfectamente como pueden hacerlo las criaturas, la semejanza del Dios creador.


Pero producir criaturas de especies diferentes, necesariamente es producir criaturas de desigual perfección.


 ¿En qué pueden distinguirse, en efecto, las cosas múltiples y distintas que expresan la semejanza divina? No puede ser sino por su materia o por su forma. 


La distinción que proviene de una diferencia entre sus formas las reparte en especies distintas, por la distinción que proviene de sus diferentes materias son individuos numéricamente diferentes. 


Pero la materia existe sólo en vista de la forma, y los seres que son numéricamente distinguidos por sus materias, no lo son sino para hacer posible la distinción formal que diferencia sus especies de las otras. 


En los seres incorruptibles no hay más que un individuo de cada especie, es decir que no hay ni distinción numérica ni materia, ya que siendo el individuo incorruptible, basta para asegurar la conservación y la diferenciación de la especie. En los seres que pueden engendrarse y corromperse, es necesaria una multiplicidad de individuos para asegurar la conservación de la especie. 


Los seres no existen, pues, en el seno de la especie, a título de individuos numéricamente distintos, sino para permitir que la especie subsista como formalmente distinta de las otras especies. 

La distinción verdadera y principal que descubrimos en las cosas está en la distinción formal. Pero no hay distinción formal posible sin desigualdad. 


Las formas que determinan las naturalezas diversas de los seres, y en razón de las cuales las cosas son lo que son, no son otra cosa, en último análisis, que diversas cantidades de perfección; por eso puede decirse, con Aristóteles, que las formas de las cosas son semejantes a los números, a los que basta con agregar o quitar una unidad para cambiar su especie. 


No pudiendo Dios expresar de manera suficientemente perfecta su semejanza en una sola criatura, y deseando dar el ser a una pluralidad de especies formalmente distintas, debía pues necesariamente producir especies desiguales. 


Por eso vemos que en las cosas naturales, las especies están ordenadas jerárquicamente, y dispuestas por grados. 


Así como los mixtos o compuestos son más perfectos que los elementos, del mismo modo las plantas son más perfectas que los minerales, los animales más perfectos que las plantas, y los hombres más perfectos que los demás animales. 


En esta progresión cada especie supera en perfección a la precedente; la misma razón por la cual la divina sabiduría produce la desigualdad de las criaturas, la inclina a querer que se distingan, es decir la perfección más alta del universo...

https://www.youtube.com/post/Ugkxp3ugVfwdKFZprWXhmCpCEQBnJiOS7Iwz

ETIENNE GILSON

De la pluralidad de especies formalmente distintas y desiguales ordenadas jerárquicamente.

"EL TOMISMO Introducción a la filosofía de Santo Tomás"

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