Cardenal Costantino Patrizi
Tales y tan absurdos son los errores y doctrinas falsas que han merecido las solemnes reprobaciones recordadas en la Encíclica Quanta cura, la cual ofrece a los verdaderos católicos una norma segura para caminar, sin peligro de errar, entre las espesas tinieblas de la opinión.
Sí; los fieles que se confiesan dignos de este nombre, con la palabra y las obras, reconocen en la voz del Jefe visible de la Iglesia la voz misma de Dios, a la cual no hay en el mundo potestad que tenga derecho de oponerse. Solo en el Jefe visible de la Iglesia reside la autoridad para hablar en nombre de esta: y quien a él no oiga, declara de hecho que no pertenece a la Iglesia; que no forma parte del rebaño de Jesucristo, y que por consiguiente no tiene ningún derecho a la herencia eterna del cielo.
Niceto Alonso Perujo
LECCIONES SOBRE EL SYLLABUS
***