VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

INNUMERABLES SON LOS TESTIMONIOS EN APOYO DEL PRIMADO DE JURISDICCIÓN

Severo Leonardo Andriani Escofet
Obispo de Pamplona
A LAS CORTES LIBERALES DE ESPAÑA 1837

Ábranse las sagradas páginas, y en ellas se verá que, cerciorado Jesucristo de la fe y del amor de san Pedro, le dice: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra yo edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella: yo te daré las llaves del reino de los cielos: lo que tú atares en la tierra, será atado en los cielos; lo que tú desatares, será igualmente desatado. Apacienta, le dice en otra parte, mis corderos, apacienta mis ovejas." Aquí se ve que Jesucristo declara a san Pedro como cimiento de su Iglesia, y que a él y no a otro le entrega las llaves del cielo, y le encomienda el cuidado, no solo de sus corderos, sino también de sus ovejas, y si bien es cierto que a los demás Apóstoles les encarga el cuidado de su rebaño, no lo hace en particular como a san Pedro; por esto, con mucha razón dice san Bernardo, escribiendo a su discípulo el Papa Eugenio:

  • "Tú eres a quien se entregaron las llaves del cielo y se confiaron las ovejas; hay, sí, otros porteros del cielo, y otros Pastores, pero tú lo eres tanto más gloriosamente cuanta es mayor la diferencia con que heredaste este nombre. Tienen aquellos sus rebaños señalados, cada uno el suyo, pero a ti se te confiaron todos; y no como quiera eres Pastor de las ovejas, sino Pastor y único Pastor de los Pastores... otros han sido llamados a una parte de la solicitud, tú a la plenitud de la potestad; el poder y autoridad de los otros se coarta a ciertos límites, la tuya se extiende aun a los mismos que la recibieron sobre los demás."

En razón de esta autoridad se ve siempre que san Pedro es el primero, ya en la enumeración de los Apóstoles, ya cuando habla en el cenáculo para el nombramiento del nuevo Apóstol, ya en la predicación del Evangelio, y en ocupar el primer lugar, y pronunciar el juicio inspirado a todos por el Espíritu Santo en los Concilios. Esta primacía del sucesor de san Pedro ha sido incontestablemente reconocida por la Iglesia católica en todos los siglos, sin que haya un santo Padre en todos ellos que con más o menos extensión no la haya enseñado.

  • San Cipriano pregunta: "¿Cómo el que abandona la cátedra de san Pedro, sobre la cual está fundada la Iglesia, confía estar en la Iglesia?"

  • "Donde está Pedro, dice san Ambrosio, está la Iglesia... por eso mi único deseo es seguir en todo la Iglesia romana."

  • San Agustín nos enseña: "que en el Apóstol Pedro brilla con excelencia el Primado sobre los Apóstoles, y que en razón de este Primado representa la persona de la Iglesia, y tiene el principado del Apostolado."

  • "La salud de la Iglesia, escribía san Jerónimo, está apoyada y reposa en la dignidad del sumo Pontífice, de modo que si él no tuviera un poder supremo independiente de los hombres, se verían en la Iglesia tantos cismas cuantos fuesen los Sacerdotes."

  • "Jesucristo, exclamaba san Juan Crisóstomo, ha dado a Pedro el Primado sobre la Iglesia en todo el mundo, a él he confiado el cuidado y el gobierno del mundo cristiano."

Esto mismo lo repiten los Osios de Córdoba, como se puede ver en el Concilio de Sárdica, y los Pacianos de Barcelona.

  • "El Señor habló, dice este santo Padre (refiriéndose a San Paciano), en primer lugar con Pedro, y con este Apóstol solo para fundar la unidad por medio de uno; después estableció por precepto general lo que al principio dijo a san Pedro."

Esto mismo repite san Isidoro de Sevilla cuando dice: 

  • "En cuanto a lo que se habla de la igualdad de los Apóstoles, Pedro sobresale entre los demás; él mereció oír de la boca del Señor: 'Tú te llamarás Cephas'; 'tú eres Pedro', y lo demás, y no de otro sino del mismo Hijo de Dios recibió en la Iglesia de Jesucristo el honor del Pontificado; por esto añade: 'el que no le presta reverente obediencia, separado de la Cabeza participa o se sujeta al cisma de los acéphalos'."

Así se observa que se elevan de todas partes y en todos tiempos consultas al Pontífice romano, como los Corintios a san Clemente, san Policarpo a san Aniceto, san Himerio de Tarragona a san Dámaso; se apela a él de las sentencias de los Obispos y Patriarcas, y aun de los Concilios, como san Atanasio, san Pablo de Constantinopla, Marcelo de Ancira y otros: se ponen en su noticia los errores que cunden y los excesos que se advierten, como santo Toribio de Astorga los de Prisciliano y sus secuaces, y los Obispos de la provincia de Tarragona los de Silvano de Calahorra.

Esto mismo lo vemos confirmado en los Concilios:

  • El de Calcedonia llama al Papa san León, "Pontífice de la Iglesia universal."

  • El II de Nicea dice que "teniendo la Silla apostólica el Primado, alumbra a todo el universo, como Cabeza que es de todas las Iglesias."

  • El IV de Letrán dice que "que la Iglesia romana en virtud de la institución Divina tiene el Primado, y una autoridad o poder ordinario sobre todas las otras."

  • El de Florencia dice que "que el romano Pontífice es el Jefe, Cabeza, Padre y Doctor de todas las Iglesias, y que en la persona de Pedro recibió un pleno poder para apacentar, dirigir y gobernar la Iglesia universal, como consta por los Concilios ecuménicos y sagrados cánones."
Innumerables son los testimonios que podrían aducirse en apoyo del Primado de jurisdicción, que compete al sumo Pontífice en toda la Iglesia.


LA VOZ DE LA RELIGIÓN
TOMO II
1838

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