Y ciertamente esto no estaría unido al peligro de la Iglesia, puesto que ella, reconociendo que
tal Pontífice ha perdido su autoridad por herejía manifiesta y enseña contra la fe establecida en la Iglesia, no estaría obligada a escucharlo entonces como a un pastor, sino a huir de él como a un lobo manifiesto.
Neque esset id sanè coniunctum cum Ecclefiæ periculo: vtpotè quæ iain agnofcens, per hærefim manifeftam, Pontificem eiusmodi de auctoritate sua decidifse, & contra compertam in Ecclesia fidem docere, minimè tunc eum tanquam pastorem audire, sed tanquam lupum manifestum fugere teneretur.
Pues, como dijimos arriba, de tal intento del Pontífice no se seguiría ningún peligro de error para toda la Iglesia; ya que ella reconocería inmediatamente que él ya no es en verdad su Pontífice y Pastor, a quien deba escuchar, sino un lobo manifiesto que debe ser alejado del rebaño.
Nam, vt fuprà diximus, ex tali conatu Pontificis nullum periculum errandi immineret toti Ecclefiæ; vt quæ statim agnofceret, non iam eum effe reuera Pontificem atque Paftorem fuum, quem audire oporteat, sed lupum manifestum ab ouili arcendum.
Commentariorum Theologicorum, Sumptibus Horatii Cardon, vol. III, [1609], pág. 233
***