Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos les bendijo; y aconteció, que mientras los bendecía, se apartó de ellos, y era llevado al cielo. Y ellos, después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con grande gozo. Y estaban siempre en el templo, loando y bendiciendo a Dios. Amén. San Lucas cap. 24, 50-53
"Has entrado en tu reposo, Señor,
nosotros a quienes redimiste y conquistaste
te adoramos en tu trono.
Bendícenos, llévanos a tí,
y dígnate hacer que tu última venida
sea nuestra esperanza y no nuestro temor."
Dom Prosper Guéranger
***