VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

DIOS HA REVELADO E IMPUESTO UNA RELIGIÓN SOLA Y ÚNICA, OBLIGATORIA

P. José Fernández Montaña
El Syllabus de Pio IX.,
con la explicación debida y la defensa científica de la condenación de sus ochenta proposiciones
1905


No hace falta mucho ingenio para descubrir al punto la grande perversidad herética, racionalista, que encierra la décimaquinta proposición condenada en el Syllabus que dice "Todo hombre es libre para abrazar y profesar la religión que guiado de la luz de la razón juzgare por verdadera."

Porque es un hecho histórico, innegable entre los hombres imparciales y peritos, confirmado con milagros estupendos, con el testimonio de pueblos enteros, numerosísimos, con el universal consentimiento y la práctica constante del género humano desde que existe, que Dios, Criador del hombre, ha revelado é impuesto al hombre una religión sola y única, obligatoria estrechísimamente, sin libertad de tener otra distinta, con imposición de penas eternas a quienes rechazasen esta su voluntad. Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás, y esto no conforme a tus vanas veleidades y volubilidad, sino según mi voluntad eterna, que es orden de las sociedades y vida de los individuos. Y aun cuando la Voluntad Divina no fuera tan paternal, saludable y sapientísima, no tendría la criatura racional derecho para apartarse de ella. 

Dios es criador del hombre, luego tiene, como autor, autoridad omnimoda sobre el hombre; luego está obligado el hombre, como hechura total de Dios, a obedecerle y respetar, acatar y practicar sus mandatos, que son voluntad suya. Ni aun siquiera el hombre mismo, simple criatura, tolera criados en su casa que no le sirvan conforme a sus deseos, por más que suelan ser los amos errados y falibles. Pues si tal no tolera la criatura de voluntad limitada y caprichosa, ¿cómo la podría tolerar Dios Omnipotente, Sapientísimo, cuya voluntad es siempre orden, armonía y felicidad para las sociedades; paz y vida dichosa para la familia y el individuo particular?

No es, por tanto, libre la humana razón para elegir, abrazar y profesar la religión que más le plazca ó mejor a ella le parezca; sino que debe recibir y practicar la revelada y prescrita a todo el género humano por la Razón divina. 

Podrá el hombre, no lo niego, abusar de su libertad y negar al Divino Hacedor la justa y debida sumisión a su voluntad, declarada con portentos innegables, como suele suceder; pero jamás deberá olvidar la soberbia humana que desprecia en ello el divino mandamiento, faltando a la más grave y transcendental de todas sus obligaciones. 

Ni tampoco olvide que el precepto de Dios está infaliblemente sancionado con penas eternas, de las que ningún ser desobediente y rebelde a su Criador se librará. Y si tan procaz orgullo é independencia tiene lugar en hombre cristiano, iluminado por la revelación verdadera, entonces no sólo es rebelde a Dios, sino traidor, volteriano, apóstata de Cristo, como otro Judas. Ni otra cosa hace el apóstata de la verdad religiosa, sino volver a Cristo las espaldas y tornarse en adorador liviano de su mísera y voluble razón, rechazando, en forma satánica, la voluntad y ley de Dios que le prescribe y manda una religión determinada, verdadera; prohibiéndole así seguir cualquier otra a todas luces falsa. Hacer lo contrario no será jamás conforme a razón natural y sana. Será un puro renegar de Dios y adorarse a sí propio, tal cual prescribe y manda la proposición racionalista del Syllabus, que debe quedar aquí sólidamente refutada.



***