“… la disciplina está a menudo tan incorporada al dogma, tiene tal influencia en su conservación y en su pureza, que la disciplina sagrada Los concilios no han dudado en muchos casos en pronunciar anatemas contra los culpables de infracciones disciplinarias y separarlos de la comunión con la Iglesia”
Dado en Roma, en San Pedro, el 6 de enero de 1873, año 27 de Nuestro Pontificado.
QUARTUS SUPRA