Pero lo que hace aún más clara la estrecha obligación que tienen todos los cristianos de someterse a la NSP del Papa en materia de fe es que una de las marcas más seguras para discernir a los católicos de los herejes, siempre ha sido su comunión con la Santa Sede Apostólica; de modo que, como dijo San Ambrosio, informado al Concilio de Benevento, el que se desvincula de la Iglesia Romana debe ser verdaderamente considerado un hereje.
Y el muy ilustre Yves, obispo de Chartres, escribiendo a Richer, arzobispo de Sens, dice que contradecir los juicios y decretos de la Santa Sede Apostólica es incurrir en la infame nota de herejía.“Sedis Apostolicae judiciis et constitutionibus obviare plane est hereticae pravitatis notam incurrere. ( Ivo, Carnot, ep. , 81.)
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