citando a
¿Disgusta á alguno este modo de obrar?. Pues no permite otro el catolicismo. Para asegurarlo, nos apoyamos en la autoridad de San León el Grande, «De tal suerte, dice escribiendo á los Obispos de una provincia de Francia, encargó el Señor la administración de la Iglesia á todos los Apóstoles, que principalmente la colocó en San Pedro, jefe de ellos. Por el órgano de este reparte sus dones en el cuerpo de su Iglesia, y los que tienen la temeridad de separarse de la solidez de Pedro, no tienen ya parte en el sagrado ministerio. Asocióle el Señor una vez 4 lo que él tiene de singular, y que á él únicamente conviene, y por eso quiso que llevase un nombre que expresara lo que el mismo era, diciéndole: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,» fundando de esta suerte, por un maravilloso don de su gracia, el edificio eterno de su Iglesia sobre la firmeza de Pedro, á fin de hacerla invencible contra los atentados de los hombres y los poderes del infierno. Por tanto, todo el que ataca la autoridad de la Santa Sede, intenta, por un exceso de impiedad, destruir la obra edificada por Dios mismo.»