VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

EL ACUSADOR DE SAN PEDRO DICE QUE "UNA FALTA DE VIRTUD CRISTIANA QUE LOS DELATA," (SIC)

Pongamos una breve refutación a sus argumentos sentimentaloides, argumentos que esgrime después de haber vomitado graves insultos contra el Papado, refutación de un Catolicísimo y verdadero Sacerdote Católico, no como sus defendidos, citando a verdaderos Santos Católicos dirigiéndose a lacayos de la Anómia.


ENEMIGOS DE DIOS, MINISTROS DEL DIABLO, MIEMBROS DEL ANTICRISTO, ENEMIGOS DE LA SALUD DEL GÉNERO HUMANO, DIFAMADORES, SEMBRADORES DE BLASFEMIAS, RÉPROBOS, PERVERSOS, IGNORANTES, IGUALES A FARAÓN, PEORES QUE JOVÍNIANO Y VIGILANCIO


"Pero ¿y el decoro del hombre honrado? ¿Y las leyes de la caridad? ¿Y las máximas y ejemplos de los Santos? ¿Y los preceptos de los Apóstoles? ¿Y el espíritu de Jesucristo?

"Poquito a poco, Es verdad que los hombres extraviados y errados han de ser tratados con caridad, mas eso ha de ser cuando hay fundada esperanza de llevarlos con tal procedimiento a la verdad; si no hay tal esperanza, y sobre todo si está probado por la experiencia que callando nosotros y no descubriendo al público el temple y humor del que esparce errores, redunda eso en gravísimo daño de los pueblos, es crueldad no levantar muy libremente el grito contra tal propagandista, y dejar de echarle en rostro las invectivas que tiene muy merecidas.

"De las leyes de la caridad cristiana tenían, a fe, muy claro conocimiento los Santos Padres. Por esto el angélico doctor Santo Tomás de Aquino, al principio de su célebre opúsculo Contra los implanadores de la Religión, presenta a Guillermo y a sus secuaces (que por cierto no estaban aún condenados por la Iglesia) como enemigos de Dios, ministros del diablo, miembros del Anticristo, enemigos de la salud del género humano, difamadores, sembradores de blasfemias, réprobos, perversos, ignorantes, iguales a Faraón, peores que Jovíniano y Vigilancio.” ¿Hemos acaso nosotros llegado a tanto?

"Contemporáneo de Santo Tomás fue San Buenaventura, el cual juzga deber increpar con la mayor dureza a Geraldo, llamándole "protervo, calumniador, loco, impío, que añadía necedad a necedad, estafador, envenenador, ignorante, embustero, malvado, insensato, perdido." ¿Alguna vez hemos llamado nosotros así a nuestros adversarios?

"Muy justamente (prosigue el P. Mamachi) es llamado melifluo San Bernardo. No nos detendremos en copiar aquí cuanto escribió durísimamente contra Abelardo. Nos contentaremos con citar lo que escribe contra Arnaldo de Brescia, pues habiendo éste izado bandera contra el clero y habiéndole querido privar de sus bienes fue uno de los precursores de los políticos de nuestros tiempos. Trátale pues, el Santo Doctor de "desordenado, vagabundo, impostor, vaso de ignominia, escorpión vomitado de Brescia, visto con horror en Roma y con abominación en Alemania, desdeñado del Sumo Pontífice, afamado por el diablo, obrador de iniquidad, devorador del pueblo, boca llena de maldición, sembrador de discordias, fabricador de cismas, fiero lobo".

"San Gregorio Magno, reprendiendo a Juan, obispo de Constantinopla, le echa en cara su "profano y nefando orgullo, su soberbia de Lucifer, sus necias palabras, su vanidad, su corto talento, "No de otro modo hablaron los Santos Fulgencio, Próspero, Jerónimo, Siricio Papa, Juan Crisóstomo, Ambrosio, Gregorio Naciarcen, Basilio, Hilario, Atanasio, Alejandro obispo de Alejandría, los santos mártires Cornelio y Cipriano, Atenágora, Ireneo, Policarpo, Iguacio mártir, Clemente, todos los Padres en fin, que en los mejores tiempos de la Iglesia se distinguieron por su heroica caridad.

"Omitiré describir los cáusticos aplicados por algunos de éstos a los sofistas de su tiempo, aunque menos delirante que los de los nuestros, y agitados de menos ardientes pasiones políticas.

"Citare sólo algunos pasajes de San Agustín, quien observó "que los herejes son tan insolentes como poco sufridos en la reprensión; que muchos, por sufrir la corrección, apostrofan de buscarruidos y de disputadores a aquellos que les reprenden añadiendo "que algunos extraviados han de ser tratados con cierta caritativa aspereza,

Veamos ahora cómo seguía él estos sus propios documentos. A varios llama "seductores, malvados, ciegos, tontos, hinchados de soberbia, calumniadores”; a otros, "embusteros de cuyas bocas no salen más que monstruosas mentiras, perversos, maldicientes, delirantes"; a otros, "neciamente locuaces, furiosos, frenéticos, entendimientos de tinieblas, rostros desvergonzados, lenguas procaces, Y a Juliano le decía: "O a sabiendas calumnias, fingiendo tales cosas, o no sabes lo que dices, por creer a embusteros"; y en otro lugar le llama "tramposo, mentiroso, de no sano juicio, calumniador, necio.”.

"Digan ahora nuestros acusadores, ¿hemos dicho nosotros algo de eso, o siquiera mucho menos?"

"Mas basta ya de ese extracto, en el cual no hemos puesto palabra nuestra, aunque algunas hemos omitido de dicho P. Mamachi, entre otras las citas de los lugares de los Santos Padres, por deseo de abreviar. Por igual razón no hemos extractado la parte de la defensa, en que dicho Padre saca del Evangelio iguales ejemplos de caritativa aspereza.

"De tales ejemplos, pues, bien pueden deducir nuestros amables censuras, que en cualquier motivo en que afiancen su crítica, sea en un principio moral, sea en reglas de conveniencia social y literaria, si no queremos decir que su opinión resulta plenamente refutada por el ejemplo de tantos Santos, que fueron a la vez excelentes literatos, queda por lo menos muy desautorizada y muy de incierto valor.

"Y sia la autoridad de los ejemplos quiere verse reunida la de las razones, muy breve y claramente las expuso el cardenal Pallavicini, en el capítulo II del libro de su Historia del Concilio de Trento. En la cual dicho autor, antes de empezar a probar como Sarpi fue malvado, de maldad notoria, falsificador, reo de enormes felonías, despreciador de toda religión, impío y apóstata", dice entre otras cosas, que "así como es caridad no perdonar la vida a un malhechor, para salvar a muchos inocentes, así es caridad no perdonar la fama de un impío, para salvar la honra de muchos buenos."

Felix Sarda y Salvany

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Entrada original de youtube:
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https://www.youtube.com/post/UgkxkLDcdXR3mIvpa-ROJLL23y8MB0uNJe3X