VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

CURIOSIDAD: SEGÚN SAN MARTÍN, DIOS NO RECIBE EL SACRIFICIO DE MANOS DE SACERDOTES INDIGNOS, ANTES, AL CONTRARIO, LOS ABOMINA

San Martín de León

Según San Martín, Dios no recibe el Sacrificio de manos de sacerdotes indignos, antes, al contrario, los abomina: ni los tales comulgan, aunque otra cosa a ellos les parezca; los ángeles sustraen el cuerpo de Cristo de la boca de los inmundos y lo trasladan al cielo, y el diablo introduce en ella un carbón:


"Tales igitur sacerdotes, qui suis illecebris deserviunt, Deum placare pro se, vel populo non possunt, imo illum magis offendunt... Nec tales corpus Domini suscipiunt, quia sine reverentia illud et dignis moribus tractare non metuunt. Soli filii Dei, qui Christo sunt incorporandi et faciem Patris visuri, ad salutem suscipiunt corpus Christi: hi autem qui in Christo non manent, quamvis corpus Christi ad os porrigere videantur, non tamen illud sumunt sed iudicium manducant. Corpus autem Christi, ut credimus, per sanctorum angelorum manus in coelum defertur, eis vero a doemone carbo in os proiicitur, ut gloriossimus martyr Cyprianus testatur, et quia sanguinem Christi sumunt ut aliud vinum, vertitur in eis in fel draconum, et venenum aspidum insanabile."


"Por lo tanto, tales sacerdotes, que sirven a sus tentaciones, no pueden apaciguar a Dios ni para sí mismos ni para el pueblo, es más, lo ofenden más... Tampoco tales sacerdotes reciben el cuerpo del Señor, porque no temen tratarlo sin con reverencia y con modales dignos. Los únicos hijos de Dios que siguen a Cristo han de incorporarse y ver el rostro del Padre, reciben el cuerpo de Cristo para salvación; pero los que no permanecen en Cristo, aunque sean vistos Se llevan el cuerpo de Cristo a la boca, pero no lo toman, sino que comen el juicio. Se les trae, pero el demonio les echa carbón en la boca, como testifica el gloriosísimo mártir Cipriano, y porque toman la sangre de Cristo, como un vino más, se convierte en ellos en bilis de dragón y en veneno incurable de áspid."


Sermo XXIII in Coena Domini; PL, 208, 919.



Compostellanum 1956
P. Antonio Viñayo González.

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