4 de marzo del Año del Señor
SAN CASIMIRO,
Confesor
Bienaventurados los que tienen puro su corazón.
porque ellos verán a Dios.
(Mateo, 5,8).
San Casimiro, rey de Polonia, vivió en castidad, y murió por conservar esta virtud. La meditación de los sufrimientos de Jesucristo, los cilicios, el ayuno y las otras austeridades, tales fueron los medios de que se valió para conservar un pureza angélica. Lleno de celo por la propagación de la fe, persuadió a su padre a dictar una ley que prohibió a los rutenos cismáticos la construcción de nuevos templos y la reparación de los que quedaban en ruinas. Su caridad para con los pobres era inagotable. Anunció el día de su muerte, y dio su alma a Dios, a la edad de 23 años, en el año 1484.
ORACIÓN
Oh Dios, que amasteis a San Casimiro con inquebrantable constancia en medio de los placeres de la corte y las seducciones del mundo, haced, benignamente, que por su intercesión vuestros fieles desprecien las cosas terrenas y suspiren sólo por los bienes del cielo. Por J. C. N. S. Amén.
MEDITACIÓN SOBRE
EL PECADO
I. El pecado mortal es el mal supremo del hombre; es preciso evitarlo a cualquier precio. Mantente firmemente resuelto a perder tus bienes, tu honra, tu salud, tu vida, antes que cometer un solo pecado mortal. ¿Estás dispuesto a ello? ¿Cuántas veces ofendes a Dios por un puntillo de honra, por un leve interés, por un placer transitorio?
II. La misma actitud debemos observar respecto al pecado venial, pues el pecado disgusta a Dios, y lo ofende. Sí, sería mejor dejar que perezca el mundo entero antes que proferir una mínima mentira. Es el sentir de todos los santos; ¿es también el tuyo? ¿Cuántos pecados veniales cometes por día? Ten cuidado, esas pequeñas enfermedades te predisponen insensiblemente para una enfermedad mortal. Nunca cometas ni siquiera un solo pecado venial deliberado.
III. No basta alejarse del pecado mortal y del pecado venial, es preciso, en la medida en que lo puedas, evitar hasta las menores imperfecciones, y seguir los consejos que Jesús nos da en el Evangelio. San Casimiro prefirió morir antes que abandonar el consejo evangélico de la castidad. ¡Cuán alejado estás tú de la guardia de los consejos, tú que apenas observas los mandamientos! Pon mucho cuidado en esto: el que no hace lo que manda el Señor, en vano espera lo que Él promete. (San Pedro Crisólogo).
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo I, Patron Saints Index
SAN CASIMIRO,
Confesor
n. 3 de octubre de 1458;
† 4 de marzo de 1484 en Lituania
Bienaventurados los que tienen puro su corazón porque ellos verán a Dios. (Mateo 5)
+ En Vilna de Lituania, san Casimiro, Confesor, hijo del Rey Casimiro, al cual el Sumo Pontífice León X puso en el número de los Santos.
+ En Roma, en la vía Apia, el triunfo de san Lucio I, Papa y Mártir; el cual, primeramente en la persecución de Valeriano fue condenado al destierro por la fe de Cristo; mas vuelto por disposición divina a su Iglesia, finalmente, después de haber trabajado muchísimo contra los Novacianos, consumó el martirio, siendo decapitado. San Cipriano le celebra con grandísimas alabanzas.
+ En Nicomedia, san Adrián, Mártir, con otros veintitrés; todos ellos, por orden del Emperador Diocleciano, quebradas las piernas, consumaron el martirio. Sus reliquias fueron llevadas por los Cristianos y sepultadas con grande honor en Bizancio, de donde más tarde el cuerpo de san Adrián fue trasladado a Roma el 8 de Septiembre, día en que se celebra su fiesta principal.
+ En Roma, en la vía Apia, novecientos santos Mártires, que fueron sepultados en el cementerio de santa Cecilia.
+ En el Quersoneso, el martirio de los santos Obispos Basilio, Eugenio, Agatodoro, Elpidio, Eterio, Capitón, Efrén, Néstor y Arcadio.
+ En el mismo día, san Cayo Palatino, a quien sumergieron en el mar, y otros veintisiete.
+ Asimismo, el suplicio de los santos Arquelao, Cirilo y Focio.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.