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Emperador Constancio II
Esperemos pronto a Jesuchristo, porque el Anticristo domina. Levanten la voz los Pastores porque los mercenarios han huido. La razón es morir por nuestras ovejas, pues han entrado los ladrones en el redil.... Corramos al martirio; pues guardar el silencio por más tiempo, ya no sería moderación, sinó cobardía o desconfianza. No hay menos peligro en callar siempre, que en no callar jamás.
San Hilario suspira por los Nerones y Decios, cuando pudiera haber combatido contra perseguidores declarados, y no contra un enemigo artificioso que no hiere, sino que lisonjea: que confiesa a Jesuchristo para renegarlo: que procura la unidad para aumentar la división: que edifica las paredes de las Iglesias para destruir la fe.
Si yo digo alguna falsedad, prosigue, que me tengo por un infame calumniador; pero sí es claro que solamente publico la verdad, no traspasó los límites de una libertad santa y apostólica, especialmente cuando hable después de tan largo silencio. Justifica el santo Obispo la libertad de sus aprehensiones con el ejemplo de los Mártires Macabeos, y continúa así: Yo os digo, ó Constancio, lo hubiera dicho a los Nerones, Decios, Maximinianos. Vos combatir contra Dios, sois cruel contra la Iglesia, perseguir a los Santos, aborrecen a los Predicadores de Jesuchristo, sois el tirano, no ya del estado, sino de la religión. Esto es común en vos con aquellos perseguidores escuchad lo que os es propio.
Fingis que sois Christiano, y sois un nuevo enemigo de Jesuchristo; prevenir al Anticristo, y obras el misterio de sus iniquidades. No cesamos de hacer fórmulas de fe, y vivis contra la fe. Dais los Obispados a los de vuestro partido; quitáis los buenos Obispos para substituirlos por los malos; encarcelar a los ministros del Señor y ordenáis vuestros ejércitos para inspirar terror a la Iglesia. Precio así a los Occidentales a autorizar la impiedad, los tienes encerrados en una Ciudad, los asustéis con vuestras amenazas, los atormentamos con el hambre y los rigores del invierno. Mantenéis con vuestros artificios las divisiones del Oriente; y ejerciendo tantas crueldades, no tenéis el nombre odioso de hacer mártires.
Es un nuevo género de triunfo que conseguís del mismo demonio; perseguís sin derramar sangre.
Mas debemos a vuestra crueldad, que a la de Nerón Decio y Maximiano.... Entonces corría por todas partes la sangre de los fieles, mas vos, mas malo y cruel que aquellos tiranos, de tal suerte templáis los males de la persecución, que los que caen no tienen excusa, y los que confiesan la fe, no logran la gloria del martirio.
Aún prosigue y dice: ¡Oh lobo carnicero ! bien vemos la piel de oveja. Adornais el santuario con el oro de la república, y dais a Dios los bienes que habéis quitado a las Iglesias, ó son el fruto de vuestras exacciones. Vos recibís a los Obispos con un beso semejante al que dió el traidor a Jesuchristo: bajáis la cabeza para recibir su bendición con el fin de pisar su fe: los ponéis a la mesa para hacerlos como Judas, que se levantó de ella para ir a vender a su Maestro: los perdonáis el tributo de la captación que Jesuchristo pagó para evitar el escándalo. Esta es la piel de oveja con que os cubrís: veamos ahora las acciones de lobo."