VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. PÍO IX, PAPA Nº 255

PIO IX (1846-1878)
JUAN MARÍA MASTAI-FERRETTI

Nació en Sinigaglia el 13 de mayo de 1792. Fue guardia noble de Pio VII, y luego estuvo dos años en Chile como secretario del vicario apostólico Muzzi. Arzobispo de Espoleto en 1827 y obispo de Imola en 1832, fue nombrado cardenal en 1840. 

Elegido papa a la muerte de Gregorio XVI, libertó a los presos políticos, llamó a los desterrados, estableció el municipio romano y admitió a muchos seglares en su gobierno presidido por el cardenal Antonelli; otorgó a los Estados pontificios una constitución que asociaba al colegio de los cardenales dos Cámaras, una nombrada por el papa y otra electiva. 

Al estallar la revolución de 1848, se quiso arrastrar al Pontífice a la lucha; pero él se limitó a permitir que se reclutasen voluntarios para defender los confines del Estado; mas cuando el general Durando, contraviniendo las órdenes del papa, se excedió dirigiéndose hacia el Véneto, Pio IX protestó en público consistorio; entonces los revolucionarios le acusaron de traición, y el amor se cambió en odio. Obligado a aceptar a Miami como ministro, las cosas no se calmaron, sino que, por el contrario, se agravaron todavía más, cuando Pelegrino Rossi, que quería conducir el movimiento por la libertad por un camino justo, se hizo cargo del ministerio. Rossi fue asesinado en las gradas del palacio de la Cancillería; Pio IX fue asaltado en su palacio del Quirinal, donde hirieron a muchos de sus familiares y asesinaron a monseñor Palma. Quiso huir entonces, y ayudado por los embajadores de Francia y Baviera, el 25 de noviembre de 1848 se refugiaba en Gaeta, cerca de Fernando, rey de las Dos Sicilias. En Roma fue derribado el gobierno provisional que el Pontífice había establecido antes de partir, y el 9 de febrero de 1849 fue proclamada la república romana bajo el triunvirato de Mazzini, Saffi y Armellini. Pidió entonces la intervención de las potencias católicas, y un ejército francés entró en Roma, donde permaneció. 

El 12 de abril de 1850 Pio IX pudo entrar nuevamente en Roma, donde fue acogido con ferviente júbilo, y confirmó la amnistía de 1849; mas poco duró la paz: ataques, calumnias, amenazas y conjuraciones se sucedían con un ritmo incesante; la política conspiraba contra él, hasta que, al estallar la guerra entre Francia y Alemania, el cuerpo de ocupación francés abandonó Roma, entrando en ella el 20 de septiembre de 1870 las tropas italianas. El papa permaneció voluntariamente prisionero en el Vaticano, mientras la ciudad era proclamada capital del Reino de Italia. La ley de garantias reconoció al Pontífice, además de la independencia del poder espiritual, el derecho a los honores de soberano, el usufructo del Vaticano, de Santa María la Mayor, del Palacio de Castel Gandolfo y de una renta de cerca tres millones. Pio IX rechazó las garantías y la dotación, y nunca quiso salir de su palacio.

A pesar de tantas vicisitudes políticas, Pio IX desarrolló una intensísima labor. Hizo concordatos con Rusia, Toscana, España, Austria, Wurtemberg, Baden y bastantes Estados de América del Sur (1847-1862), que a pesar de haber sido aplicados sólo parcialmente dieron buenos frutos. En 1850 y en 1853 restableció en Inglaterra y Holanda la jerarquía eclesiástica, interrumpida desde el siglo XVI. 

El 8 de diciembre de 1854 proclamaba el dogma de la Inmaculada Concepción. 

En 1862 canonizaba a los mártires japoneses e instituía la Congregación para los asuntos de las Iglesias de rito oriental. 

En 1864, con la encíclica Quanta cura promulgaba el Syllabus, que contenía ochenta proposiciones panteístas, naturalistas, racionalistas e indiferentistas, relativas a la Iglesia, al Estado, a la moral, al matrimonio y al poder temporal. 

Pero el acontecimiento más importante fue el Concilio Vaticano, empezado el 8 de diciembre de 1869 y suspendido por haber sido ocupada la ciudad: en la cuarta sesión de este concilio (18 de julio de 1870) fué solemnemente definida la infalibilidad del papa cuando habla ex cathedra.

Sus últimos años fueron ensombrecidos por el cisma de los "viejos católicos" de Suiza y Alemania, capitaneados por Döllinger de Mónaco, que se negaron a reconocer la infalibilidad del papa.

Pio IX murió el 7 de febrero de 1878 y su pontificado es el más largo que recuerde la historia, habiendo durado treinta y un años y siete meses. 

Fue sepultado en San Lorenzo extra-muros, y el traslado de sus restos, verificado en la noche del 3 de julio de 1881, fue acompañado de escenas de furor salvaje promovidas por la masonería, que había tenido en él a un fuerte adversario.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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