INOCENCIO XII (1691-1700)
ANTONIO PIGNATELLI
Después de un conclave que duró más de cinco meses, fue elegido papa el cardenal arzobispo de Nápoles, Antonio Pignatelli, napolitano, que tomó el nombre de Inocencio XII.
Dispuso la reorganización de la hacienda, fue austero y generoso, y su caridad resplandeció en 1695, cuando Roma fue víctima de tres calamidades: la peste, el terremoto y las inundaciones del Tíber.
A él se debe el fin del nepotismo en los papas, pues ordenó con la bula Decet Romanum Pontificem que si un papa se hubiese excedido en favorecer a sus parientes, su sucesor debería, aun haciendo uso del poder secular, recuperar lo que indebidamente se hubiese quitado a la Iglesia.
Fue severísimo con los malhechores y con los jueces que comerciaban con la justicia.
Recibió la sumisión de Luis XIV en la cuestión galicana; condenó nuevamente el quietismo, resurgido por obra de Madame de Guyon.
Trató la paz de Ryswich (1697) entre las potencias cristianas. Fue enérgico contra los atropellos del embajador imperial; fue nombrado árbitro en la cuestión de la sucesión de Carlos II al trono de España, decidiéndose a favor del Delfín de Francia. En 1697 Eugenio de Saboya infligía, con la victoria de Zenta, un duro golpe al poderío de los turcos en Europa.
Inocencio XII promovió las misiones, especial-mente en América y Africa; bajo su pontificado empezó la famosa cuestión de los ritos chinos, o sea ritos de origen pagano que algunos misioneros jesuítas creían, dada la mentalidad de aquel pueblo, poderse tolerar como simples conmemoraciones civiles, sin darles ninguna importancia religiosa.
Munífico en obras públicas, engrandeció los puertos de Anzio y Neptuno.
Murió en Roma, el 27 de septiembre de 1700, a la edad de ochenta y seis años, durante el Jubileo de fines de siglo.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945