Fue el séptimo Pontífice de la familia de Inocencio III, elegido por unanimidad el 8 de mayo de 1721.
Por aquel entonces eran enconadas las discusiones sobre la constitución Unigenitus. Inocencio declaró cismática la carta que le dirigieron siete obispos franceses y logró que el regente y duque de Orleans censurase y condenase su audacia. Entretanto, por obra de los jansenistas llegados de Francia, y sobre todo por la de Quesnel en Holanda, surgió entre los católicos un funesto cisma: el cisma de Utrecht, que duró muchísimo tiempo.
Con la constitución Apostolici muneris, dirigida al clero de España (extendida luego por Benedicto XIII a todo el mundo) hizo florecer de nuevo la disciplina eclesiástica.
Sostuvo con gran energía las razones de la Santa Sede por el dominio de Parma y Plasencia, contra España. Dio la investidura del reino de las dos Sicilias a Carlos VI, dándole a conocer en la práctica que aquel reino era feudo de la Santa Sede.
Defendió la causa del cardenal Alberoni. Quizá la única debilidad de su breve pontificado fue la elección del cardenal Dubois, hombre de mala reputación y ministro del duque de Orleans, que quiso de esta manera hacerse pagar el apoyo que había prestado al papa en la lucha contra los jansenistas; parece, sin embargo, que Dubois, una vez creado cardenal, cambió de conducta.
Muratori dice de Inocencio XIII: "Aunque modesto y humildísimo personalmente, gustaba de la magnificencia en las ceremonias, y nadie mejor que él supo conservar la dignidad pontificia. Era hombre prudente; despachaba rápidamente los asuntos. Su pontificado fue breve, mas no estuvo exento de obras importantes".
Inocencio XIII murió el 7 de marzo de 1724.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945