De la Santa Iglesia Romana.
I. La Iglesia Romana es la única verdadera Iglesia de Jesucristo. Porque reúne las propiedades, notas y dotes con que Jesucristo enriqueció la sociedad por El fundada, y porque históricamente se prueba la identidad de organización, doctrina, sacramentos, etc., con la fundada por Jesucristo, de la cual desciende por una sucesión jerárquica continua; y porque ninguna otra reunión ó Iglesia tiene las condiciones características de la verdadera Iglesia de Jesucristo.
II. El Romano Pontífice es el sucesor de San Pedro.-Porque San Pedro trasladó su Sede desde Antioquía á Roma y en Roma murió como Sumo Pontífice y en Roma le sucedió otro que ejerció su autoridad y tras de uno y otro y otro hasta Pío X.-Nada obsta el cisma de Occidente.
III. Como sucesor y heredero de las prerrogativas de San Pedro tiene en toda la Iglesia la suprema autoridad de orden, de magisterio, y de gobierno ó jurisdicción. Si así no fuese, faltarían las promesas de Jesucristo, las puertas del infierno prevalecerían contra la Iglesia, se alteraría la constitución de ella; no se podría decir con San Ambrosio: Ubi Petrus, ibi Ecclesia.
IV. El Romano Pontífice es infalible en los Decretos que como tal ó ex cathedra pronuncia en cosas de fe y de costumbres, porque Jesucristo le prometió y aseguró la divina asistencia para que no yerre ni induzca á error. Infalible, no es inspirado, ni omnisciente, ni impecable. Custodio, no inventor de los dogmas; aunque hable sólo, no está sólo; no todos pueden hablar con él siempre en concilio, pero todos deben acudir á él como oráculo, como Vicario de Jesucristo, y esto no es divinizarle sino reconocerle una prerrogativa que viene de Dios.
Es el notario mayor del reino de Cristo y da fe del testamento otorgado por Cristo y de la escritura de re dención del género humano. Los demás apóstoles y sus sucesores son los notarios menores, Es infalible en cosas de fe y de moral, no en las que nada se rozan con estas materias.
V. La Sede Pontificia ha de durar tanto como la Iglesia. No se puede separar la cabeza del cuerpo, sin que éste perezca; ni el cimiento de la casa de Dios, sin que ésta se arruine, ni es Dios como el hombre para que mienta, ni como el hijo del hombre para que se mude. Dijo, y ¿no lo hará? Habló, y no lo cumplirá? Es el fundamento, el centro, el supremo tribunal; si faltase, faltaría la palabra de Jesucristo..
VI. Conclusión.-Seamos católicos, apostólicos, romanos, sin otro aditamento; estemos siempre al lado del Papa, cabeza, jefe supremo, Rector prudente y Doctor infalible de la Iglesia, y aunque un Papa muera, la institución no morirá. Pidamos por él y por toda la Iglesia y digamos: Credo Sanctam Ecclesiam, Catholicam, Apostolicam, Romanam.
Tomo II. P.130
“Durante el tiempo de la vacante, la Iglesia permanece firmemente establecida, que es fruto del ejercicio del primado. [...] Durante el tiempo del asiento vacante, la Iglesia y su unidad permanecen firmemente en su lugar con el ejercicio preexistente del primado, así como la ley y providencia actual de Cristo, que prohíbe la transformación de la monarquía en gobierno colegiado o la disolución de la una Iglesia en varias autocéfalias.[...] Extraída de la influencia dinámica del papado, más pronto que tarde se convierte fatalmente en desintegración y división, ya sea en el protestantismo quebrado o en la desintegración del autocefalismo nacional en el orientalismo.”
DE ECCLESIA CHRISTI
TIMOTHEUS ZAPELENA SJ
Año 1954
Página 337
https://archive.org/details/deecclesiachrist0001zape/page/336/mode/2up?view=theater