«Este tan estrecho vínculo que, según la Sagrada Escritura, existe entre el Espíritu Santo, que es Amor por esencia, y la caridad divina que debe encenderse cada vez más en el alma de los fieles, nos revela a todos en modo admirable, venerables hermanos, LA ÍNTIMA NATURALEZA DEL CULTO que se ha de atribuir al Sacratísimo Corazón de Jesucristo. En efecto; manifiesto es que este culto, si consideramos su naturaleza peculiar, es el ACTO DE RELIGIÓN POR EXCELENCIA, esto es, una plena y absoluta voluntad de entregarnos y consagrarnos al amor del Divino Redentor, cuya señal y símbolo más viviente es su Corazón traspasado. E igualmente claro es, y en un sentido aún más profundo, que ESTE CULTO EXIGE ANTE TODO QUE NUESTRO AMOR CORRESPONDA AL AMOR DIVINO. Pues sólo por la caridad se logra que los corazones de los hombres SE SOMETAN PLENA Y PERFECTAMENTE AL DOMINIO DE DIOS, cuando los afectos de nuestro corazón se ajustan a la divina voluntad de tal suerte que se hacen casi una cosa con ella, como está escrito: ‘Quien al Señor se adhiere, un espíritu es con El’.»
— SU SANTIDAD PÍO XII, Haurietis Aquas.
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