Alocución del 11 de Diciembre de 1922
Este primado de la caridad, que es consecuencia del primado de dignidad y de gobierno, deriva al Pontífice de la conciencia de su misma paternidad universal, la cual emana de Dios, de quien toma su nombre cualquiera paternidad del cielo y de la tierra, y que por Jesucristo le fue conferida explícitamente en la persona de Pedro con aquellas palabras: "Apacienta mis corderos; apacienta mis ovejas"; palabras que se refieren, no sólo a los que actualmente pertenecen a la grey de Cristo, sino también a los llamados a formar parte de ella, hasta que se cumpla la palabra divina, "un solo redil y un solo pastor ".
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