LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
(Aloysius Bellecius SJ, Madrid, 1867).
SEGUNDA MEDITACION.
DEL FIN DEL HOMBRE RELIGIOSO .
Punto primero .
El fin del hombre religioso que hace profesion de la vida activa y contemplativa , ó mixta , es aplicarse con el auxilio de la divina gracia á su propia salvacion y perfeccion , entregándose sin reserva á la salvacion del prójimo . Tal es el fin de un religioso llamado por Dios á este estado de vida , y sobre todo de un religioso de nuestra Compañía , su salvacion y perfeccion , la salvacion y la perfeccion del prójimo . Este fin es tan excelente y tan ventajoso , como propio para asegurar la felicidad de los que le llenan con fidelidad .
I. Es excelente : 1. ° porque las principales acciones exteriores de Dios , como hablan los teólogos , tales como la creacion , la vida de Jesucristo , su pasion y su muerte , la mision del Espíritu Santo se ordenan á este fin , y se han realizado con el objeto importante de salvar á todo el género humano : 2.° segun el testimonio de S. Dionisio , entre todas las obras sobrenaturales no hay otra más divina que la de cooperar con Dios en la salvacion de las almas : 3. este ejercicio eleva al hombre sobre la tierra , le hace superior á los ángeles , y le establece , como otro Jesucristo , mediador entre Dios y los hombres .
II. Es infinitamente ventajoso : 1.° á causa de los inmensos méritos de que es principio ; 2.º de las gracias innumerables que son su fruto ; 3.º de la gloria sublime que es su recompensa ; 4. ° porque nada hay más capaz de aplacar la justicia divina sobre nuestros propios pecados , que el poder presentar á su misericordia almas salvadas por nuestro celo .
III . Asegura la felicidad de los que le llenan . No hay otros , fuera de los que trabajan con celo en su perfeccion : 1. ° que vivan en reposo ; 2.° que mueran con tranquilidad ; 3.º que obtengan la plenitud de la felicidad celestial . ¡ Bendito sea pues el Dios fiel y verdadero , que nos ha llamado á la Compañía de su Hijo , nuestro Señor Jesucristo (1 ) , y que nos ha impuesto , mediante esta gloriosa vocacion , la obligacion de trabajar por un fin tan excelente , tan ventajoso y tan propio para hacernos felices !
Observemos que un religioso , obligado á procurar su salvacion y la del prójimo , no debe aventurarse á llenar este cargo sobrehumano segun sus ideas y su deseo ; sino al contrario , conformándose en todo al beneplácito de Dios , y haciendo uso de aquellos medios y con aquella medida que sean del agrado del soberano moderador de todas las cosas . No pertenece , pues , sino á la sola divina voluntad , regla infalible de todo bien , el determinar con precision la manera con que debemos practicar la virtud y el grado de perfeccion á que debemos aspirar , sin que nos sea permitido querer otra cosa : y así ni áun debemos querer arrancar al infierno otras almas , ni en mayor número , ni en otros lugares , ni en otros tiempos , ni por otra razon que conforme sea la voluntad de nuestro Criador : de otra suerte es evidente que ya no buscamos á Dios , sino á nosotros mismos , y que ponemos en nosotros nuestro último fin ; como quiera que la voluntad de Dios debe ser la regla , no solo de todas nuestras acciones , sino tambien de todas nuestras intenciones . El que de esto se aparta , lleva un camino errado .
Imprimamos pues profundamente en nuestra alma esta verdad fundamental , que el fin de un religioso , que hace profesion de la vida mixta , sobre todo de un religioso de nuestra Compañía , consiste en servir á la divina Majestad trabajando en su propia salvacion y perfeccion , y en la salvacion y perfeccion del prójimo , y esto haciendo uso de aquellos medios precisos y en la medida determinada por nuestro soberano Señor . ¡ Oh Jesus , que nos habeis enseñado esta doctrina de palabra y con el ejemplo haced que mi voluntad cumpla un deber que á mi entendimiento parece tan legítimo y tan razonable !
( 1 ) 1 Cor . , I , 19 .
Continuará...