CLASES DE PROFECIAS SEGÚN SANTO TOMÁS
En razón del objeto, existen de acuerdo a Santo Tomás (Summa II-II: 174: 1) tres clases de profecía: profecía de denuncia, de presentimiento y de predestinación. En la primer clase Dios revela eventos futuros subordinados a sucesos de orden secundario, que puede ser que se cumplan o no sobre la base de otros sucesos que a su vez podrían necesitar de una fuerza milagrosa para impedir que no ocurriesen, y aún cuando los profetas no lo expresen y parezca que hablan con certidumbre podrían no suceder. Isaías habló de esta manera cuando le dijo a Ezequías: “Ordena en tu casa, porque morirás, y no vivirás” (Is. 38,1). A esta categoría pertenece la profecía de la promesa, como la mencionada en 1 Samuel, 2,30 (N. del T. en la versión en inglés dice: 1 Reyes, 2,30): “Por eso –palabra de Yahveh, Dios de Israel- yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían siempre en mi presencia”, lo que no se cumplió. Fue una promesa condicional hecha a Heli que dependía de otras causas las cuales impidieron su cumplimiento.
La segunda, de presentimiento, tiene lugar cuando Dios revela eventos futuros que dependen de una libre decisión y los cuales ve presentes desde la eternidad. Tienen referencia a la vida y a la muerte, a la guerra y a las dinastías, a los asuntos de la Iglesia y el Estado así como a los de la vida del individuo.
La tercera clase, la profecía de predestinación, toma lugar cuando Dios revela lo que hará, y lo que ve presente en la eternidad y en Su decisión absoluta. Esto incluye no solo el secreto de la predestinación a la gracia y a la gloria sino también aquellos sucesos que Dios ha decretado absolutamente que hará por Su poder supremo y que pasarán infaliblemente.
¿Es adecuada la división de la profecía en profecía de predestinación, de presciencia y de conminación?lat
Respondo: En materia moral, las especies de los hábitos y de los actos se distinguen por sus objetos. Ahora bien: el objeto de la profecía es aquello que en el conocimiento divino está por encima de la facultad humana. Por eso, conforme a los diversos objetos, se divide la profecía en distintas especies, según la primera división propuesta (obj.1).
Ya dijimos antes (q.171 a.6 ad 2) que el futuro se halla en el conocimiento divino bajo un doble aspecto. En primer lugar, considerado en su causa, y da lugar a LA PROFECÍA DE CONMINACIÓN, LA CUAL NO SIEMPRE SE CUMPLE, sino que en ella se anuncia el orden de una causa a su efecto, el cual se ve impedido a veces por algunos hechos que suceden.
En segundo lugar, Dios conoce de antemano algunas cosas en sí mismas, bien para hacerlas Él mismo, en cuyo caso tenemos LA PROFECÍA DE PREDESTINACIÓN, ya que, según San Juan Damasceno, Dios predestina lo que no está en nosotros, o para ser hechas por el libre albedrío del hombre, dando lugar a LA PROFECÍA DE PRESCIENCIA. Esta puede referirse a cosas buenas y a cosas malas, lo cual no sucede con la profecía de predestinación, que tiene siempre por objeto lo bueno.
Y puesto que la predestinación queda comprendida bajo la presciencia, por eso en la Glosa, en el principio del Salterio, se habla tan sólo de dos especies de profecía: de presciencia y de conminación.
1. La presciencia es propiamente un conocimiento previo de los sucesos futuros en sí mismos, y en este sentido se toma la especie de profecía así llamada. Pero si se refiere a los sucesos futuros en sí mismos o en sus causas, entonces comprende todas las especies de profecía.
2. La profecía de promesa está incluida en la de conminación, porque en ambas es idéntica la razón de verdad. Pero prevalece el nombre de conminación porque Dios es más inclinado a condonar la pena que a retirar los beneficios prometidos.
3. San Isidoro divide la profecía según el modo de profetizar, con el cual, en cuanto a la ilustración del entendimiento, se designa la plenitud del Espíritu Santo que él pone en séptimo lugar. En cuanto a la impresión de las formas imaginarias, pone tres: el sueño, en tercer lugar; la visión, que pone en segundo lugar y se da en estado de vigilia y abarca todas las cosas comunes, y el éxtasis, que se da mediante la elevación de la mente a cosas más altas, y que él pone en primer lugar. En lo tocante a los signos sensibles, pone tres. En efecto, el signo sensible o bien es algún objeto corpóreo que se presenta a la vista de un modo exterior, como la nube, que pone en cuarto lugar, o es una voz formada exteriormente y que afecta al oído humano, y es la que pone en quinto lugar, o es una voz formada por el hombre y que expresa semejanza con alguna cosa, y pertenece a la parábola, que él pone en sexto lugar.
DE VERITATE, CUESTIÓN 12 SOBRE LA PROFECÍA ARTÍCULO 10
Si es conveniente dividir la profecía en: profecía de predestinación, de presciencia y de conminación'
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