LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
(Aloysius Bellecius SJ, Madrid, 1867).
LECTURA SOBRE EL PRIMER EJERCICIO , QUE S. IGNACIO LLAMA FUNDAMENTO. (Continuación)
Para que esta verdad penetre más profundamente tu alma , ven , tú que lees esto , ven al borde de los precipicios eternos , abre las puertas del infierno , descubre el pozo del abismo (1) , y dirigiéndote á los condenados , pregúntales lo que piensan de todos los bienes de la tierra , y de todas las delicias del mundo . Hazles estas apremiantes preguntas de la sabiduría : ¿ De qué os ha servido vuestra soberbia ? ¿ Qué habeis sacado de la vana ostentacion de vuestras riquezas ( 2) ? Responded , desgraciados , ¿ qué utilidad , que provecho habeis tenido ?
Ellos os responderán con estos lamentables gemidos : Nos separamos del camino de la verdad, sacrificamos nuestro último fin , abusando de los medios que nos habían sido dados para llegar á él , ´y hemos perdido sin remedio el camino que lleva al cielo . ¡ Ay ! por culpa nuestra no ha brillado á nuestros ojos la luz de la justicia , y á causa de nuestros pecados no se ha levantado sobre nosotros el sol de la inteligencia (3) ; he aquí porqué una negra y tenebrosa tempestad nos está reservada para toda la eternidad (4).
Yo no he hecho sino gustar un poco de miel (5) , exclama un réprobo levantando su cabeza rodeada de llamas ; pero ah ! el placer fué pasajero , y ahora el dolor sucede al goce (6) , y durará por los siglos de los siglos sin acabarse jamás . Otro infortunado se consume en pesares desgarradores : Yo tenia muchos bienes allegados para muchos años (7) , y de repente ha venido la indigencia á sorprenderme como un hombre que camina á grandes pasos , y la pobreza se ha apoderado de mí cual si fuera un hombre armado ( 8) , y ahora se está cumpliendo en mí el oráculo del Profeta : Padecerán hambre como perros rabiosos (9) . Un tercero , en fin , exhala así sus lamentos inconsolables : ¡Ay! A cuánta tribulacion me veo reducido, y en qué abismo de tristeza me encuentro sumergido yo que en otro tiempo me veia tan contento y tan amado en medio del poder que me rodeaba (10) , yo que vestia púrpura y lino (11) , héme aquí ahora cubierto de vergüenza , y rodeado de confusion como de una doble vestidura (12) .
He aquí lo que dicen en el infierno ( 13) aquellos que olvidando el cielo se han parado en la tierra como en su último término , y que han gozado de los bienes de que solo debian haber usado . En los accesos de su furor aborrecen ahora y tienen en abominacion lo que antes , durante su vida, desearon con tanto ardor , no siendo más que un obstáculo para su salvacion , y un instrumento de su eterna condenacion . ¡ Oh ! ¡ cuánto detesta Judas su dinero , el rico sus delicias , Saul los honores de la corona ! Bajo el peso de su espantosa desesperacion , lanzan estos eternos gemidos : ¿ De qué nos han servido aquellos bienes (14) ? Mas levanta los ojos al cielo , y contempla los tronos brillantes de los escogidos . ¿ Qué mal les viene de las innumerables tribulaciones , por las cuales han entrado en el reino de Dios (15)?
Mira de qué consuelos y de qué delicias estan ahora embriagados , despues de haber sido abandonados , afligidos , perseguidos ; despues de haber sido apedreados , aserrados , probados , sacrificados al filo de la espada ; mirados (16) como el oprobio de los hombres , la hez del pueblo (17), las inmundicias del mundo , y como las barreduras que todo el mundo arroja (18) ; despues de haber sido juzgados dignos de sufrir afrentas por el nombre de Jesucristo (19) .
¡ Oh dichosas aflicciones , dichosas penas ! exclaman las almas admitidas en las celestes moradas : ¡ oh dichosos oprobios y preciosas pérdidas de fortuna! ¡ Oh tristeza , oh pobreza , oh persecuciones mil veces dichosas sobre toda ponderación ! Vosotras sois las que nos habéis producido una felicidad tan completa : nosotros os debemos nuestros gloriosos destinos ; sin vosotras éramos perdidos , y vosotras habéis sido los medios y los escalones por donde hemos subido al trono sublime en que estamos sentados.
He aquí los recuerdos consoladores que arrebatan á los habitantes de la santa ciudad . Lejos de afligirse de su vida humilde , austera y miserable , de las angustias de su espíritu y de las maceraciones de su carne , repiten á porfía con el real Profeta , en los trasportes de una felicidad inefable : Ahora nos gozamos por los dias , en que nos humillaste , y por los años en que recibimos los males (20) .
Di ahora , ¿ qué es lo que tú piensas ? ¿ No es preferible entrar en el cielo despreciado , pobre y afligido , á entrar en el infierno rico , honrado y dichoso ? ¿ Y qué se saca de tener todos los bienes en abundancia , si tras de eso se va al infierno ? ¿Y qué se pierde , al contrario , sufriendo la prueba de las tribulaciones , si por este camino se llega al cielo ? ¡ Oh palabras , cortas á la verdad , pero sin embargo llenas de sentido ! ¿Qué se saca? ¿ Qué se pierde? Vosotras sois los dos escollos , contra los cuales va á disiparse , cual burbuja , toda vanidad : vosotras sois los dos lazos que unieron íntimamente á Dios , después de haberle separado del mundo, al gran Javier, al apóstol y taumaturgo de uno y otro hemisferio .
S. Ignacio le propuso desde el principio de los Ejercicios , que le hizo hacer , estas palabras de Jesucristo : ¿ De qué sirve al hombre ganar el universo entero , si despues pierde su alma (21) ? Qué se pierde en privarse de todas las cosas , si por este medio se gana á Jesucristo (22) ? Y tan pronto como Javier hubo meditado profundamente estas verdades , hizo el más alto y generoso desprecio de todos los bienes de la tierra , y de todas las esperanzas de reales favores , para entrar en la senda estrecha de la virtud y consagrarse sin reserva al. servicio de Dios . Así , esta primera meditación valió á nuestra Compañía su Javier , el mismo Javier le debió su santidad , y la India su salvación . Ah ! si los mismos pensamientos no pueden desprendernos de la afición á las cosas perecederas , y determinarnos á una perfecta indiferencia , es preciso creer que espesas tinieblas cubren ya nuestro espíritu , y que nuestro corazón se halla en un fatal entorpecimiento.
(1) Apoc . , IX , 2. (2) Sap . , V, 8 . (3) Ibid . , v. 6 . (4) Jud . , v. 13 . (5) 1 Reg. , XIV , 43. (6) Proverb. , XIV , 13. (7) Luc. , XII , 19. (8) Proverb . , VI , 11 . (9) Ps . LVIII , 7. (10) 1 Mach . , VI , 11. (11) Luc . , XVI , 19 . (12) Ps . CVIII , 29 . (13) Sap . VI . 14 . (14) Sap . , VI , 8 . (15) Act. , XIV, 21 . (16) Hebr . , XI , 36. (17) Ps . XXI , 7. (18) 1 Corinth . , IV , 13. (19) Act. , V, 41 . (20) Ps . LXXXIX , 15. (21) Math . , XVI , 26 . (22) Philip . , III , 8.
Continuará...