Cardenal Martín de Herrera
Pastoral del 30 de Noviembre de 1910
Son caracteres distintivos del modernismo, hijo natural del protestantismo y del jansenismo, la rebeldía y la obstinación; de manera, que así como el gran Pontífice Leon XIII definió el liberalismo aplicándole el grito satánico de non serviam, así los modernistas, á pesar de las intimaciones y condenaciones del Sumo Pontífice, se mantienen con la cabeza erguida, rehusando someterse á la autoridad doctrinal de la Iglesia; y si aparentan sumisión á sus mandatos, no es real y efectiva, como afirma el Santo Padre. Por lo cual, es indispensable, que los verdaderos hijos de la Iglesia vivan prevenidos contra el contagio del modernismo, oponiendo á la soberbia, la humildad; á la rebeldía, la obediencia; y á la hipocresía, la sinceridad. Que ninguno pretenda saber más de lo que le conviene, según enseña el Apóstol San Pablo: que ninguno presuma erigirse en maestro, porque no hay otro Maestro más que Cristo, que es el camino, la verdad y la vida, y que en medio de tanta licencia de opiniones, teorías y sistemas de religión y de moral, no se aparte nadie del juicio y magisterio de la Santa Madre Iglesia, y principalmente del Romano Pontífice, á quien Nuestro Señor Jesucristo dió plena potestad de apacentar, regir y gobernar su grey en todo el mundo.
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