VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

QUISO EL SEÑOR QUE SU CORONA FUESE DE ESPINAS


Su corona fue también de espinas, y no había de ser de otra cosa, ni había otra cosa en este mundo de que poderla hacer: porque todo lo que en él florece y es de algún deleite y gloria, presto se marchita; y lo que permanece son las penas, que como espinas punzan y lastiman. 

De estas espinas hay abundante cosecha en este valle de lágrimas y tierra de maldición, de las cuales se hizo participante nuestro verdadero Rey y legítimo Señor por librarnos a nosotros de ellas, y las que nosotros merecíamos le cayeron a El sobre la cabeza. 

Pero estas penas, que en nosotros eran castigo de nuestras culpas, fueron en El merecimiento de gloria sempiterna; y las espinas arrancadas de nosotros y trasplantadas a la tierra bendita y soberana de la cabeza del Señor, y regadas con su preciosa sangre; brotaron flores de inmortalidad, y nos ganaron aquella corona que nunca se marchita. 

Quiso también el Señor que su corona fuese de espinas, porque su reino había de ser firme y perpetuo; y por eso convenía que la corona fuese tal que se pudiese fijar y enclavar en la cabeza, para denotar que por ningún acaecimiento se le podrá caer, ni fuerza ninguna se la podrá quitar.


Luis de la Palma S.J.
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