“El protestantismo puede revindicar en justicia algunas virtudes, tales como las de Lutero, fraile apóstata,
aprobador de la matanza de los paisanos;
Calvino, doctor cruel, que quemó A Servet;
Enrique VIII, revisador del Misal, que hizo perecer setenta y dos mil hombres en los suplicios.
¡He aquí sus tres Cristos!"
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