VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

LOS AMIGOS DE LA CRUZ (San Luis Mª Grignion de Montfort)


CARTA CIRCULAR A “LOS AMIGOS DE LA CRUZ”

SAN LUIS Mª GRIGNION DE MONFORT


PREFACIO

El autor del presente opúsculo, San Luis María Grignion de Montfort, es conocido principalmente por su perfecta devoción a la Santísima Virgen y por su ardiente celo en predicarla. Él mismo nos dejó la sustancia de su enseñanza mariana en la cada día más difundida de sus obras: “Tratado de la perfecta devoción a la Santísima Virgen” y “El secreto de María”, compendio de la primera. 

Mas su predicación no se limitó a ese punto capital de la doctrina católica. Después de María, o mejor con Ella y por Ella, estuvo Jesús con sus perfecciones, sus beneficios, su Eucaristía, su Cruz, y su Sagrado Corazón... Un siglo y medio después de su muerte los Padres del Concilio de Poitiers, queriendo definir su obra, dijeron:

"Al venerable Luis María Grignion de Montfort se debe el haberse conservado en las comarcas del oeste de Francia, una fe viva, el amor a la Cruz y la devoción a la Ssma. Virgen".

"Defensor de la fe católica", "predicador elocuente de la Cruz", "devoto esclavo de Jesús en María" y propagador infatigable de esta esclavitud de amor: he aquí resumidas la vida de Montfort, su obra y su enseñanza.

Su devoción a Jesús crucificado no es menos admirable que su celo y amor a María. Al Divino Crucificado lo amaba con pasión, lo predicaba con fuego; lo muestran sus irresistibles sermones sobre el amor a la Cruz, sus conmovedores cánticos a la Cruz, sus plantaciones de Cruz, sus erecciones de calvarios con que terminaba todas sus misiones. "¡Viva Jesús! ¡Viva su Cruz!", era su canto de triunfo... Un día sus enemigos obtienen que no se ejecute la proyecta plantación de Cruz. "Hermanos míos, clama entonces con santo entusiasmo, nos disponíamos a plantar una Cruz a la puerta de esta iglesia; Dios no ha querido, nuestros superiores se oponen; plantémosla en nuestros corazones, ahí estará mejor que ninguna otra parte". Su deseo de asemejarse a Jesús crucificado era tal que a veces se le escapaba esta queja que traicionaba el vehemente fuego de su amor: "¡Sin cruz qué cruz!”

                                                                        Continuará...