VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SÍ, SIN MISIÓN Y SIN AUTORIDAD, LOS INNOVADORES QUEDAN ABSOLUTAMENTE SIN CRÉDITO ANTE LA IGLESIA


Mons. Eugène Lachat
Sermón de Cuaresma de 1878

Así, sin misión y sin autoridad, los innovadores quedan absolutamente sin crédito ante la Iglesia y abandonados a su ignorancia, a su orgullo y al delirio de sus pasiones. Sus palabras, llenas de artificio, traen seducción y no verdad, problemas y no paz; los frutos de su predicación son suscitar odios y divisiones entre los hermanos, provocar cismas y propagar herejías, enriquecerse y divertirse sobre las ruinas de la Iglesia y arrojar las almas al abismo eterno. Por sus frutos los conoceréis, dijo el Señor, A fructibus eorum cognoscelis eos

Oh queridos Hijos nuestros, abrid los ojos, considerad lo que sucede a vuestro alrededor; contemplad las obras de aquellos que pretenden llevaros por los caminos del cisma y que blasfeman de la sana doctrina de nuestra Madre Iglesia; decidnos, ¿no apuntan claramente sus frutos de iniquidad a vuestra reprobación? Sí, los reconoceréis por sus frutos, y la piel de oveja con que se cubren no os impedirá descubrir en ellos a los lobos rapaces; guardaos de los falsos profetas, dijo Jesucristo. 

Habréis notado también, queridísimos hermanos, que en la Iglesia católica no basta con ser sacerdote, llamarse obispo o incluso papa para ser maestro de religión y enseñar las verdades de la fe. 

Estos títulos son precisamente los que forman el vellón de oveja con el que más a menudo se cubren los seductores en los países católicos. 

Hay, en efecto, sacerdotes indignos a los que la Iglesia no reconoce, dejándoles su carácter sagrado no como estola de honor, sino como vestidura de oprobio y maldición. 

Hay obispos que han brotado de un tallo infecundo, a los que la Iglesia no ha dado ni jurisdicción ni autoridad, que han entrado en el redil por la ventana como ladrones, y no por la puerta del pastor, y a los que la Iglesia ha arrancado de la vid como sarmientos muertos. 

Hay otros que se han convertido en prevaricadores, traidores a la Iglesia, imitando a Judas Iscariote, que en lugar de producir el exquisito vino de la vida, ahora sólo proporcionan un veneno mortal, a quienes el Pastor Supremo ha jurado a Satanás que les impida sembrar la discordia en su campo místico. 

También hemos visto hombres que pretendían ser papas cuando no lo eran, y que se erigieron contra el Vicario de Jesucristo como antipapas. 

Dios nos libre de volver a ver su vergonzosa raza y de soportar los males de su intromisión.

Pues bien, de todos estos hombres sin misión divina, ninguno recibió la autoridad de proclamar la palabra santa; sus labios, manchados por la mentira y la blasfemia, sólo emitían sonidos de latón tintineante y címbalos resonantes, porque carecían de la misión divina, de la caridad y de la gracia de Dios. 

No pertenecían a la raza viril elegida para salvar a Israel.

***

***

No hay comentarios:

Publicar un comentario