Mons. Louis Édouard Pie
Nadie puede recibir legítimamente el carácter divino del obispado si no ha sido designado regularmente para la imposición de manos á quien le confiere. Ni la elección, pues, de tal o cual hombre, ni la misión a tal o cual porción de rebaño, proceden directamente de Dios. La determinación de la persona, lo mismo que la del territorio, pertenecen esencialmente al Vicario de Jesucristo, al sucesor del Príncipe de los Apóstoles. Ninguna institución canónica es válida no dándola él, o mediando su consentimiento.
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